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jueves, 6 de septiembre de 2012

LA EXTINCIÓN DE LAS PERDICES


Un cuento de Jorge Valiente

           Una vez había un grupo de cazadores llamado “EL RIFLE TODO A CIEN”. Se dedicaban a cazar ciervos, pero ni uno, en su vida, habían cazado. Un día decidieron pedir consejo al anciano más longevo del pueblo. Él les dijo que se compraran mejores rifles, pero los cazadores le dijeron: ¡viejete, viejete, viejete…! Aun no te has enterado que estamos con la crisis. Al  final, después de mucho pensar los cazadores decidieron  cazar  unas presas más fáciles. Probaron con las liebres, pero eran bastante rápidas. Dijeron que esto de la caza era muy complicado y decidieron probar con otra cosa. Decidieron dedicarse a la agricultura, pero que las plantas crecieran llevaba mucho tiempo. Probaron con la pesca, pero eran de secano. Al final decidieron volver a la caza, y les dio por cazar perdices. Les resultó bastante sencillo atraparlas y pronto ganaron mucho dinero. Eran muy solicitados en banquetes de nobles y se pagaban 74 doblones de oro por pieza. En el pueblo de las perdices todos estaban aterrorizados. En el periódico no había más que esquelas y las iglesias estaban a reventar. La población de perdices fue disminuyendo hasta estar más valoradas que el oro. Ahora cada cazador tenía un castillo y un gran botín. Un día el Rey prohibió la caza de perdices. Los cazadores, furiosos, decidieron vengarse del Rey. Contrataron a un club de cazadores llamado “LOS ENTRERREJAS”. Y en seguida los detuvo la policía. Los cazadores, descontentos, cazaron a todas las perdices para vengarse. Se les castigó y las perdices fueron requisadas y destruidas. Y ni fueron felices ni comieron perdices.
Moraleja: el diablo sabe más por viejo que por diablo.
Un beso colega.  

domingo, 20 de mayo de 2012

GUMI


Gumi era en el antiguo Egipto un gato sagrado guardián de las gemas, como el ágata; que vivía en una esfinge. Era la mascota del hijo del faraón Angules.
        Vivía en Giza, muy cerca de las pirámides. Gumi era muy cariñoso, y un día se metió en una pirámide. Él buscaba el tesoro de los ovillos de lana. Se llevó con él a una guía, entraron por una gran puerta y atravesaron un túnel iluminado con antorchas; pero se encontraron con trampas. Gumi se agazapó, pero pronto recuperó el valor.
        Para no perderse, Gumi pego pegatinas en el suelo. Tenía mucha hambre, pero encontraron un silo de higos. Gumi no había probado nunca higos, pero le gustaron. Allí encontraron a Gustavo, el guardián de la pirámide. También era el gerente de silo de higos. Pero un ídolo gafe les echó una maldición.
        Gustavo les ofreció gambas y una gallina la gallega. Entraron en una galería con una variada gama de ovillos. Pero antes había que derrotar a un ganso que hace ganchillo. Le echaron un gel gélido y se quedo helado. Una garza le felicitó por sus hazañas y les dio una gasa mágica. Como ella tenía gastroenteritis la enviaron al hospital El Gazapo.
        Le regalaron un garrote que expulsara gas curativo. De repente oyeron el sonido de un gatillo. Había flechas con gérmenes pero un genio les salvó. Solamente tenían que dibujar un mapa para poder coger los ovillos. Gumi sabía mucho de geografía y enseguida una voz generosa y gentil le ofreció un ovillo de oro.
        El guardián cogió otro con su garfio y Gumi le ofreció a la voz un gajo de naranja y una galleta. La voz se lo agradeció y les abrió una puerta que se comunicara con un embarcadero lleno de galeones. Gumi y sus amigos se marcharon.



                               Jorge Valiente






Nota: Este es el cuento de GUMI. Un maravilloso trabajo de redacción de mi sobrino preferido, una virguería literaria  con sesenta  ges, donde vence la imaginación, la fantasía y el frenesí de los once años. Un beso colega.