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lunes, 20 de noviembre de 2023

MUNIESA Y LA HISTORA-I

 

La Honor de Huesa y la Comunidad de Daroca.
“Una pequeña república asamblearia.”


Hoy el municipio de Muniesa está integrado en la comarca de las Cuencas Mineras, es una división de funciones y servicios emanada de las Cortes de Aragón, no una división política, aunque la política la haya creado. Durante siglos hubo otras, y esas sí que fueron políticas, judiciales, tributarias, y militares, una especie de pequeños países con autonomía en casi todo, con deberes y derechos, claro está, siempre bajo el dominio del rey de Aragón, o de España más tarde. Quiero contar la historia, sucinta, de la llamada Honor o Común de Huesa, que luego confluyó en la Comunidad de aldeas de Daroca. Muniesa perteneció a ellas nada menos que cinco siglos, y eso dejó una impronta.

Retrocedamos a la Edad Media, un lapsus en el involuntario progreso humano, dejamos atrás el pensamiento griego y el Imperio Romano, el oráculo de Delfos, Solón, Sócrates, carreteras eficientes, acueductos de piedra a hueso, el latín, el laicismo. Porque el origen de estas uniones políticas se retrotrae a la oscura Edad Media, época de guerras, de fanatismo religioso, de príncipes y doncellas, de caballeros y vasallos, de dragones y mazmorras; es así, las Comunidades de aldeas, son fruto de la paz tras la muerte, son la forma de poblar un país conquistado, la extremadura, la frontera, donde la ley menguaba y lo pasado quedaba en el olvido. 

Por fijar un inicio, citaré una fecha: 1117, el año en el que el rey Alfonso I vence en Belgit (Belchite) y funda una cofradía militarizada con Galín Sanz a la cabeza, la estrategia acertada para tomar la Taifa de Saraqusta al año siguiente.

El reino de Zaragoza era la joya, el reino más al norte del Califato Almohade en Europa, pero en 1110 había sucumbido ante los Almorávides, una secta de monjes soldados procedentes del desierto del Sáhara.   Conquistar la ciudad fundada por Augusto suponía dominar las riquezas del valle del Ebro, sobremanera visto desde la perspectiva de los montañeses de ambas caras del Pirineo, aguerridos e incultos. Los aragoneses encontraron una Mediana Albaida idealizada, el suntuoso palacio de la Aljafería construido por Al-Muqtádir, o la escuela filosófica de Avempace.

Dos años después, en 1120, llega la batalla definitiva, Ibrahim ben Yusuf, emir de los Almorávides, se enfrentan al rey Alfonso en Cutanda y pierde.

En aquella época de introspección y fiebre religiosa algunos reyes morían en el campo de batalla, así ocurrió en el año 1133, cuando en el sitio de Fraga el Batallador cae mortalmente herido, los Almorávides aprovechan el desconcierto y reconquistan las riberas del río Martín y del Albayar (hoy el Aguas Vivas) es un espejismo, no hay vuelta atrás. 

El rey Alfonso fue un personaje de película, y su sucesión estuvo a esa altura, llena de mitos y leyendas, el dato histórico es que le sucede su hermano Ramiro II “el monje”, y a él, su hija Petronila, que casaron al año de edad con Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona (no de Cataluña) ejerciendo de Príncipe de Aragón en el gobierno y en la guerra, conquistando a los Almorávides muchos territorios, entre ellos Montforte, Belgit, y Huesa, y otorgándolos a Lope Sanz (el hijo de Galín Sanz) La escasa población musulmana del país huye a Valencia, no aceptan la dominación cristiana, y eso que los aragoneses les permiten vivir a extramuros (el ejemplo es Huesa, donde los alfares permanecieron en sus manos hasta 1609, cuando el corrupto duque de Lerma les expulsó) por ello la necesidad de una repoblación, primero con mozárabes (cristianos que vivían dentro de los reinos musulmanes) después con navarros, castellanos, gascones y bearneses.  

En 1142, Ramón Berenguer IV otorga un fuero peculiar a Daroca, donde se incluyen las tierras dominadas por el castillo de Huesa, pretende repoblar los territorios, en palabras de hoy: poner en valor. Es la usanza, comprar y vender villas y campesinos con la villa, como si fueran cosas, es el derecho de guerra, es la vida en la Edad Media (no la corrección política del siglo XXI) El uso habitual en aquellas guerras civiles era dividir el país conquistado en señoríos (territorios propiedad de un señor feudal, dueño absoluto) y se hizo hasta las riberas del Ebro. Sin embargo, al sur se crean la Comunidades, villas y territorios propiedad del Rey (de realengo)  

La intención de los aragoneses era sustituir la población musulmana por una cristiana que les fuera fiel y defendiera con su vida la región (también de otros cristianos, como los señores de Castilla) para ello otorgaban una carta-puebla prometiendo a los colonos las mismas leyes que dieron a los repobladores de la ciudad de Zaragoza, es decir, nunca serían siervos.  

Los montañeses (tanto de Aragón, como de Sobrarbe y Ribagorza) defendían el cristianismo frente al islam, pero también la persistencia del Derecho Romano, era la justificación ante una guerra territorial, y sabían de Justiniano y su compilación, y por ello dictaron leyes para las villas de Daroca, Calatayud y Teruel, los llamados fueros; concediendo extensas regiones a los nuevos pobladores. A su vez esas villas ejercían de señor de las aldeas circundantes, que eran simples barrios, aun así, parecía mejor depender de una villa que de un señor. Los colonos viajaban a un país de libertad, alejándose de la servidumbre a la casta feudal.

Bien pudiese ser que Muniesa estuviera vacía al llegar los colonos, que encontraran un puñado de casas en el Fondón y a lo largo del Barranco, trigales, oliveras, algunos huertos, y en el Reguero Farlán una presa truncada de argamasa y piedras sin labrar. O puede que solo repoblaran una alquería.

La Comunidad de aldeas de Daroca se constituye el primero de mayo de 1248, (la Común de Huesa no formaba parte) siendo  rey Jaime I, y estipulaban que las aldeas podían celebrar sus “plegas generales” (asamblea anual de los vecinos para dirimir contenciosos, la máxima autoridad de la aldea) sin que los jurados de la villa de Daroca pudieran asistir (De la Comunidad de aldeas de Daroca, la villa de Daroca no formó parte) En 1256 los propios aldeanos hacen los estatutos de la Comunidad, donde organizan su milicia, la protección de sus fincas, y el funcionamiento de la administración (suena a autogestión anarquista) Las Comunidades son un contrapoder frente a la villa cabecera, los concejos de las aldeas plantan cara al concejo de Daroca, Calatayud y Teruel. Logran una gran autonomía política y económica, aunque el dueño siga siendo el rey.

En 1283, la Común de Huesa y sus aldeas (sigue siendo un país, comarca, región, una autonomía en palabras actuales) apoyan a la Unión (una liga de nobles e infanzones que planta cara al rey Pedro III) «Eran en aquellos momentos Garcías Alcaldus y Martinus Martinem de Agon procuradores del concejo de Huesa, Johannes y Martinus jurados de la villa y Michael de Camaras de Bielsa [por el contexto parece lógico que sea Blesa], Petrus, Dominici Petri de Momeça [también por el contexto podría ser Montmesa, que se transformaría en Muniesa, lo cual genera una hipótesis digna estudio], Montes de Plou, Domingo de Salas de Cortes, Domingo de Valient [constatación del apellido Valiente en la zona desde antiguo] de Maicas y Garcias Sobrinus de Anadón, procuradores del concejo de la villa de Huesa y de sus aldeas» (recojo el texto de Fco. Javier Lozano Allueva, 2015, en su Edición crítica de la "Historia de la Honor y Común de Huesa de Salvador Gisbert,1882)

Es en el siglo XIII (con los reinados de Jaime I, Pedro III, Alfonso III, Jaime II) cuando las Comunidades en Aragón se desarrollan bajo la necesidad de repartir y organizar los pastos, las tierras de cultivo, los términos, la caza, la explotación forestal, el relevo de los jurados; y al originarse conflictos, el derecho consuetudinario trata de evitarlo, la ley siempre la ley ( tan maltrecha en nuestros días, de ahí ese viejo refrán: Callen barbas y hablen cartas)

A finales del siglo XIII, las Comunidades consiguen representación en la Cortes Generales del Reino de Aragón, con independencia de la villa, una muestra de su peso económico. Tengamos en cuenta que también los jurados de las aldeas  actuaban de jueces en casos menores, los asesinatos y los delitos graves eran juzgados en Daroca, y los presos encarcelados en el Castillo de Peracense, propiedad de la Comunidad de Aldeas de Daroca en el siglo XIV (¿Cuántos morirían los inviernos?)

En 1438, las aldeas tienen valor, y el rey de la Corona de Aragón necesita dinero para sus múltiples frentes en el Mediterráneo,  Alfonso V “el Magnánimo” (o Alonso V, es el mismo nombre y mismo rey, hecho desconocido para el ayuntamiento de Zaragoza en su nomenclatura callejera) vende la Común a Johan de Olzina.

En 1503, la Común de Huesa decide unirse a la Comunidad de aldeas de Daroca, para ello firman en Romanos una concordia, que solo perdurará hasta 1518, cuando el Emperador Carlos V (el propietario agobiado por las deudas) vende la Común con el beneplácito de la Plega General (la asamblea “popular” de vecinos, repito) por 10.000 ducados de oro a don Luis Sánchez (hijo de Gabriel Sánchez, Maestre Racional de Fernando el Católico) que ocupaba el cargo de Tesorero General del Rey y consejero del Reino. La Común de Huesa y sus aldeas estaba formada por: Huesa, Blesa, Muniesa, Josa, Anadón, Cortes, Plou y Maicas. También se unió La Baronía de Segura, con Segura y el lugar de Salcedillo.

En 1527, la propietaria de la Común de Huesa es la hija de don Luis Sánchez: doña María Sánchez de Toledo.

En 1558, la Comunidad de aldeas de Daroca decide comprar la Común de Huesa y la Baronía de Segura (comprarse así mismos en realidad) a doña María Sánchez de Toledo por 1.360.000 sueldos jaqueses, firman la transacción en el Villar de los Navarros tres delegados de Daroca, dos de la Común de Huesa, y uno de la villa de Segura. Se convierten en una Sesma de la Comunidad llamada la Honor de Huesa. El rey Felipe II (I de Aragón) confirma la adquisición el 19 de diciembre de 1559. Ahora los impuestos los cobra la Comunidad, y después el rey les cobra a ellos.

La Plega General se reunía cada año a mediados de septiembre, antes de San Miguel, nunca en la villa de Daroca, presentaban cuentas al bayle (representante real) y elegían por insaculación (sacar redolinos con los nombres de un saco o un barreño de agua)  los nuevos cargos de la Comunidad. Era una fiesta importante que podía durar una semana.

La Comunidad de aldeas de Daroca llegó a tener 108 villas y lugares, la división por provincias en España se creó en 1833, los partidos judiciales en 1834, nuestra “pequeña república asamblearia” desapareció en 1837.

Las Comunidades son una parte de nuestro patrimonio olvidado, y aunque no seamos conscientes, venimos de aquellos pobladores de la frontera que anhelaban la libertad.


MUNIESA
BLESA
CORTÉS DE ARAGÓN
HUESA DEL COMÚN
JOSA
MAICAS
PLOU
ANADÓN
PARA PROFUNDIZAR EN EL TEMA:
-El origen de la Comunidades medievales aragonesas, José Luis Corral Lafuente. 
-De Comunidad a Comarca de Daroca, Pascual Diarte Lorente.
-Edición crítica de la "Historia de la Honor y Común de Huesa (Aragón)" de Salvador Gisbert (1882) por Francisco Javier Lozano Allueva, 2015.
-Historia del siglo XVI en Muniesa y su entorno. Guillermo Iturbe Polo e Isabel Lorenzo Magallón, 2017.

sábado, 10 de septiembre de 2022

Un árbol genealógico de Muniesa, por ejemplo.

Araso, Contesa, Felipe, Escuder, López, Valero, Royo, Lacasa, Domingo, Cester, Salvo, Esteban, Tomás, López, Bardají, Yus, Alías, Val, Valiente, Lou, Aguilar, Pueyo, Blasco, Seta, Paralluelo, Gascón, Sanz, Artal, Serrano, Blesa, Lafuente, Pradas, Espés, Simón, Magallón, Villarig, y más.

Vista parcial del árbol.

El árbol genealógico completo, en la medida de lo posible y pendiente de ampliación y correcciones.



Familia de Joaquín Araso y Narcisa Contesa, a finales del siglo XVIII vivían en el Barrio de San Pablo en Zaragoza, después sus hijos marcharon a Villarreal de Huerva, Torrijo del Campo, y Muniesa, allí fueron "Los Chamineras" (gracias a la investigación de María Jesús Terrado Tomás, gracias por querer conocer nuestros orígenes)













sábado, 27 de noviembre de 2021

Cohete Miura-1 de PLD Space, o tecnología punta en España.




Daniel Marín entrevista a Raúl Torres, es decir el CEO de la primera empresa española aeroespacial conversa con el divulgador de temas espaciales más cualificado de la red. Supongo que la repercusión mediática de los logros de PDL Space dependerán del éxito de sus misiones, eso quiero creer, lo contrario sería la constatación del desierto intelectual que padecemos en los medios de comunicación de masas. No obstante, PDL puede lograr lo que el organismo público INTA (en su tiempo decían que la NASA española) no ha logrado desde su fundación. Buen trabajo y suerte al equipo de PDL, y felicitaciones al aeropuerto de Teruel por el hecho de que allí se realizan las pruebas de motores, que no es poco.
Instalaciones de PLD en el Aeropuerto de Teruel

El Arenosillo en Huelva, lugar de lanzamiento del cohete Miura-1 (estuve allí en 1986, era la puta mili, y vi el lanzamiento de un misil tierra-mar, que de casualidad no se llevo un hidroavión por delante)


domingo, 26 de julio de 2020

Bruno Valiente Alías fue mi padre.

Muniesa, 2 de junio de 1937- Zaragoza, 22 de junio de 2020

Nació en plena guerra civil, después de la toma de Muniesa por los anarquistas del capitán Carod. Su madre, Cenobía Alías Cester, colaboró con los milicianos y tras la derrota de la República fue condenada por un tribunal militar a 30 años, cumplió 7 en las cárceles de Zaragoza, Deusto, y el penal del Dueso en Santoña. Su padre, Fermín Valiente Blasco, era sindicalista agrícola y tuvo que huir a Barcelona ante el avance de las tropas franquistas, al cruzar la frontera fue hecho prisionero en un campo de concentración en la Francia de Vichy, como suponemos le ocurrió a mi tío-abuelo Miguel Bardají Alías, dado por desaparecido en la II Guerra Mundial. Mi abuelo Fermín trabajó durante 14 años en Francia, en Bernières-sur-mer en 1940, y en Montauban después, cotizó y tuvo paga en la jubilación.

Mi padre comenzó a vivir con su madre a los 8 años, y con su padre a los 16. Le había cridado su abuela: Clara Cester Domingo, que tuvo a su marido Bruno Alías Val en la cárcel condenado por viejas rencillas y con un cáncer de estómago que le llevó a la muerte al poco tiempo. La familia de mi padre fue su tía: Dolores Alías Cester y su marido Joaquín Artal Iranzo, y sus hermanos fueron sus primos: Ramón, Fermín, Santiago, Clara y Pili.

Vivió los años cincuenta en Muniesa, un pequeño universo en sí mismo, un Macondo de personajes mágicos, donde todo sucedía y dejaba de suceder por sí solo. A los 18 se comprometió con mi madre y festejaron durante 7, después estuvieron 58 años casados. En aquel tiempo la casa del abuelo Celestino Tomás Royo (los Chamineras) e Isidra Bardají Alías fue famosa en el pueblo por tener tres novias a la vez: Margarita, Angelina y Concepción, con sus respectivos novios: Ángel, Marcelino y Bruno.

Mi padre quiso ser labrador, pero su padre y la modernización de la agricultura de los años 60 le llevó a la emigración del pueblo a la ciudad, con un hijo nacido en 1963 en la calle de San Lorenzo cogieron el tren de Utrillas y marcharon a Zaragoza, viviendo en  la calle Aben Arie del barrio de San Pablo, allí nació el segundo hijo en 1965 junto a la imponente calle de los Predicadores, a la castiza de Antonio Pérez, al mercado Central de los hortelanos descargando los domingos por la tarde, a la Zaragoza de Cerdán y las Escuelas Pías, a los adoquines, al tío Tomás en la azotea de la calle el Violín, a la niebla del Ebro que llegaba al primero de una calle angosta con carbonería en la bajera, a la botella de butano que le cayó a mi madre en el dedo gordo del pie. Bruno, estuvo trabajando en la cimentación de Almacenes Gay en la calle Alfonso, después en la Azucarera de la avenida de Cataluña, hasta entrar en la fábrica Tudor de la avenida de Navarra, casi 40 años de obrero, de destajos, madrugadas y plomo. De sacar a una familia hacia adelante, de formalidad, de tesón, de las Delicias, de la parte Teruel.

Fue el abuelo de Alicia y de Jorge, un gran abuelo, de guasas y ocurrencias, de cariño de verdad, de ese afecto que va por dentro sin la necesidad de decir cosa.  

Hombre de pueblo y campo, de palabra por siempre, de no cambiar chaqueta, de las Comisiones Obreras cuando no era fácil ser de CC.OO., de los Marcelino Camacho y Felipe, de fútbol y películas del Oeste en donde todos los días mueren y vuelven a revivir al otro día, decía él. Conocedor de términos, mojones, propietarios de campos, labradores buenos y malos, cabezos, lomas, y cuentos de otros tiempos, de igual forma que mi tío Ángel Magallón Pérez, de sabiduría agreste, con cuatro días de escuela, con maestros nacionales que enseñaban a injertar y que con una bandera de hacer señales salvaban a un avión del temporal de nieve.

Amigo de todos, de su cuerda o de la otra, de vecinos o ajenos, de paisanos y forasteros, y más de sus quintos; también frecuentador ameno de las charradas en el Castillo Palomar en Zaragoza y de las noticias en los bancos de Santa Bárbara en Muniesa.

De joven quería dárselas de viejo, de viejo se sentía muy orgulloso de nosotros.

Ese era mi padre. 

Dolores Alías Cester y Bruno Valiente Alías, tal vez 1941

Bruno, Avelina y Fermín, tal vez 1945.

Bruno Valiente Alías

Cenobia Alías Cester (Muniesa 30-10-1908/Zaragoza 24-09-1994) y Bruno, tal vez 1945

Clara Cester Domingo (-1959)

Bruno Valiente Alías (Muniesa 02-06-1937/22-06-2020)

Año 1950
Año 1950
Bruno Valiente Alías

Teruel- Quintos de Muniesa y Alacón año 1958. Baturro-Churro-Silverio-Isidro Aznar-Bruno Valiente (con la botella) Domingo "pistolas"-Felipe Sancho-

Bruno Valiente Alías, jura bandera.

Bruno Valiente Alías, en pontoneros.

Boda de Bruno Valiente Alías y Concepción Tomás Bardají -Muniesa 30 de Mayo de 1962

En primer plano Fermín Valiente Blasco y Celestino Tomás Royo, detrás Joaquín Artal, y etc..