martes, 31 de julio de 2018

LA NUEVA ESCLAVITUD.



El pez grande se come al chico, siempre ha sido así, es un hecho evidente, ahora bien, para que nuestra sociedad no sea una jungla, existen leyes, que en este caso protegen al chico, leyes que las administraciones aplican por el bien de los usuarios y por el bien de los propios sectores, entonces: ¿cómo puede ser que el pez grande sigua queriendo engullir todo, saltándose las leyes?

En su día algún “político intelectual” de Bruselas nos vendió la moto de las liberalizaciones de los sectores económicos, había que eliminar el proteccionismo y eso crearía riqueza y puestos de trabajo, es Adams Smith y David Ricardo a finales del siglo XIX, nada nuevo, es el sistema que ha existido desde que el ser humano inventó la agricultura o seguramente antes. Claro está que el devenir de la civilización creó acuerdos, plasmó sentencias, creo leyes que entendieron justas y que fueron renovándose con los años. Para esos “intelectuales de Bruselas” era imperante hacer una ley que eliminara los monopolios, la famosa “Ley Ómnibus”, que entró en vigor el 27 de diciembre de 2009. Es una ley que modifica 47 leyes estatales de sectores como los de la energía, el transporte, las comunicaciones, la agricultura o la sanidad. Supone la modificación de 116 decretos leyes y normas autonómicas y municipales y elimina 16 regímenes de autorización previa, otros 32 los sustituye por comunicaciones previas, y suprime 111 requisitos. Aquí radica el problema: pone en el mismo plano a IBERIA, RENFE, REPSOL, UBER, CABETY, que una empresa de 1 solo trabajador, un autónomo, ¿Esto es justo?
No, por supuesto que no lo es.

Para colmo, los inversores de Wall Street inventan nuevos segmentos de negocio, que suele ser la captación de otros ya existentes, súmale que las fronteras no existen en internet, ni tampoco los controles fiscales y laborales. Ese es el caldo para LA NUEVA ESCLAVITUD. A la receta se le añade una sarta de eufemismos, un poco de “economía colaborativa”, un poco de “sana competencia”, otro de neoliberalismo, y por fin una bajada de precios para el consumidor.

La realidad es que la Ley Ómnibus es una farsa, no se aplica a los grandes, ni se aplica a los colegios profesionales, a los gremios de periodistas, o de abogados, de médicos, de empresas de autobuses urbanos, de farmacéuticos, de cuerpos de funcionarios. 

La realidad es que siempre necesitas una licencia para ejercer algo, un certificado, una autorización, un documento que dé legalidad a tu trabajo, a tu “negocio”. Por lo visto esa legalidad solo es aplicable en determinados casos. En los casos que no afectan a determinadas castas.

Esas empresas quieren más, más y más dinero, sin importar familias, ni vidas, para ellos solo somos números y leyes locales que les molestan.  




domingo, 22 de julio de 2018

LOS TRES PRIMEROS MINUTOS DEL UNIVERSO


Un libro escrito por Steven Weinberg en 1977 (reeditado en 2016, solo los grandes libros de divulgación científica pueden decir esto)
Otra acertada recomendación de Julio Andrade Cola. Gracias por compartir tu deseo de conocer la realidad; aunque nunca entendamos un mundo tan extraño y contraintuitivo, siempre nos quedará el camino.

Steven Weinberg fue premio Nobel de física en 1979, y es uno de los padres del Modelo Estándar de la Física de Partículas, hasta la fecha la teoría que nos hace vislumbrar un poco esa realidad que llamamos Universo.
-pág.19- “En el comienzo hubo una explosión.”


-pág. 34- “Immanuel Kant, en 1755, en su Historia general de la naturaleza y la teoría del cielo, sostuvo que las nebulosas, «o mejor dicho cierta especie de ellas», son realmente discos circulares del mismo tamaño y forma, aproximadamente, que nuestra galaxia. Parecen elípticos porque vemos a la mayoría de ellos con cierta inclinación, y desde luego son tenues porque se hallan lejos.”

-pág.202- “Es imposible enfriar nada por debajo de -273,16º Celsius, no porque sea demasiado difícil ni porque nadie haya concebido un refrigerador suficientemente ingenioso, sino porque las temperaturas inferiores al cero absoluto no tienen ningún significado: no puede haber menos calor que ningún calor en absoluto. De igual modo, tal vez tengamos que acostumbrarnos a la idea de un cero absoluto en el tiempo: un momento en el pasado más allá del cual sea imposible en principio rastrear ninguna cadena de causas y efectos. La cuestión no está resulta, y puede quedar siempre por resolver.”

-pág. 209- “El esfuerzo por comprender el universo es una de las pocas cosas que eleva la vida humana sobre el nivel de la farsa y le imprime algo de la elevación de la tragedia”



martes, 10 de julio de 2018

Séptima víctima del Tranvía de Zaragoza.


Son ya siete el número de fallecidos provocados por el tranvía desde su funesta inauguración en el año 2010.  
Belloch, PSOE, CHA, IU aplaudieron; PP y PAR miraron para otro lado (en el poder hubieran hecho lo mismo) Podemos y Ciudadanos al sol que más calienta, como en tantas otras cosas.
En los últimos 13 meses son ya 4 los muertos. Un invento de finales del siglo XIX que no frena, sí, digo bien, del siglo XIX; que nos vendieron como si estuviese recién sacado del horno de Silicon Valley. Y lo que es peor: los zaragozanos lo compraron, igual que a Tony Leblanc las estampitas.

Nadie miró costes reales, ni comparó precios, ni se informó sobre el granito de importación, o las marquesinas de diseño, tampoco por las comisiones, ni por la desarticulación de una ciudad, o las subvenciones perpetuas y las hipotecas futuras, menos aún por los accidentes y las preferencias tan absolutas que hasta las ambulancias deben parar, o por las frecuentes averías y la incomodidad y el ruido a los vecinos, y en absoluto por el atasco intencionado.  
 ¿Cuántos muertos necesitamos?

domingo, 1 de julio de 2018

El cielo es azul, la tierra blanca.

Una preciosa novela corta de Hiromi Kawakami (川上 弘美 Kawakami Hiromi) -Tokio, Japón, 1 de abril de 1958- 

El cielo es azul, la tierra blanca (Acantilado, 2001) tuvo mucho exito comercial y reconocimiento literario con varios premios. También fue llevada al cine, pero no la he visto, y tampoco creo que merezca la pena -seguro que me equivoco- Es de esas novelas sutiles sobre la sutil vida de la gente, sobre el amor por encima de la propia existencia, sobre el detalle por encima del todo y hasta de la transcendencia. En realidad es un cuento japonés, impregnado de la filosofía vital que nos hace admirar su cultura, su candor por la naturaleza, el minimalismo, la jardinería, la educación, la colectividad, los principios. Japón mantiene todo eso, y lo marida con la tecnología y los estándares occidentales más actuales. 

Hiromi Kawakami también ha publicado:
-Abandonarse a la pasión(Acantilado, 2011) 
-El señor Nakano y las mujeres (Acantilado, 2012)
-Manazuru (Acantilado, 2006) 
-Vidas frágiles, noches oscuras (Acantilado, 2015)

"Tenía la letra de la canción grabada en la memoria. Recordaba incluso la segunda estrofa. Hasta yo me quedé sorprendida al acordarme de una frase que decía: «¡Oh! Nos divertimos saltando con gran habilidad». Un poco más animada, entoné la tercera estrofa, hasta que me quedé atascada en la última parte. Canté hasta «El cielo es azul, la tierra es blanca», pero no conseguía recordar los últimos cuatro compases."

"Fui al servicio. Mientras estaba sentada, miré al exterior a través de un ventanuco. Me acordé de un poema que hablaba de lo triste que era ver el cielo azul desde la taza de un váter. En efecto, aquella ventana me hizo sentir triste."

"—Acepto la proposición —dije—. Estoy de acuerdo en iniciar con usted una relación basada en el amor mutuo -añadi.

—Eso es estupendo. Eres una chica encantadora, Tsukiko —me respondió—. ¿Qué te ha parecido nuestra primera cita?
—Lo he pasado muy bien —admití.
—¿Aceptarías otra? —me preguntó."