Muy grato es para esta Comisión ejecutiva del Monumento al
Justiciazgo Aragonés, haber llevado á cabo la misión que un día le confiaron
las representaciones todas de Aragón, congregadas en Zaragoza el 10 de Octubre de 18 88.
Que han sido muchas y graves las dificultades vencidas, no hay para qué
repetirlo; consignado se halla en el escrito que presentó á la Diputación
provincial para darle cuenta de sus actos y que por unanimidad tuvo á bien
aprobar en sesión de 22 de Noviembre el año último. Pero así como la
glorificación de nuestro Justiciazgo queda ya esculpida en piedra y bronce,
juzgaba esta Comisión que le faltaba el complemento de popularizarlo por medio
de la Imprenta, para que todos tengan cabal conocimiento de lo que es y
significa en nuestra Historia; y cuando esto pensaba la Comisión, ofreció el
Arquitecto autor del proyecto, D. Félix Navarro, el producto de sus vigilias,
condensado en las cuartillas que llevan por titulo el del presente folleto, y
que tiene por finalidad deshacer los errores en que inconscientemente podrían
incurrir los extraños á las Artes plásticas monumentales. Esta singular
consideración satisfacia cumplidamente los deseos de la Comisión y los del Sr.
Navarro, y no dudó en aceptar el ofrecimiento por entender que era este el
último acto que debia poner término á la misión que se le confiara.
¿Cómo, además, no había de aceptar la Comisión con singular agrado
esta nueva manifestación del profundo amor y cariño que el Sr. Navarro siente,
como buen aragonés, por todo lo que enaltece el nombre de este antiguo reino?
¿Cómo no habia de dar satisfacción cumplida á los deseos del Arquitecto autor
del proyecto, cuando eran también los propios de la Comisión?
Renunciada noblemente toda remuneración, á que el Sr. Navarro
tenía perfecto derecho como autor y director de las obras, nada más justo que
hacer público el sentimiento de gratitud de la Comisión ejecutiva y de la
Diputación en pleno, no sólo por el celo, interés y laboriosidad con que Ha
contribuido al fácil desarrollo y ejecución de las obras, sino también por la
solicitud con que ha atendido los más ligeros detalles para hacer más expedita
la acción de la Comisión.
Al consignarlo así, la Comisión no hace otra cosa que cumplir lo
acordado por la Diputación en la sesión citada de 22 de Noviembre próximo
pasado, quien, por unanimidad declaró haber visto con singular y especialísimo
agrado la conducta del Sr. Navarro.
Hecho público este testimonio de gratitud, extensivo á cuantos han
coadyuvado en una ú otra forma á la realización de la obra, la Comisión cree
deber ineludible insertar al final del trabajo del Sr. Navarro, la cuenta
general de ingresos y gastos habidos, cuyos justificantes acompañan á las
respectivas relaciones.
Zaragoza 7
de Abril de 19 05.
El Presidente Enrique Naval. - Los Diputados Vocales, Enrique
Pérez Bozal, Justo Belio, Marcelino Liria y Julio Blasco. - El Secretario de la
Comisión M. Lascorz.
El MONUMENTO
Ya está erigido. Parece lógico, ahora, vulgarizar las ideas
fundamentales de esa obra, en un sucinto folleto, con la imagen ó reproducción
gráfica del Monumento; reuniendo precedentes y datos y conocimientos, dispersos
hoy en la mente de algunos que por ley de vida desapareceremos luego del
escenario donde nos agitamos. Si hubo razón suficiente para consignar del modo
más solemne lo que el Monumento representa, claro es que la hay para completar
la intentada eficacia, con la imprenta; porque el Monumento, ahí está, donde
debe, en la plaza de Aragón, de Zaragoza y el impreso divulgador podrá llegar á
todas partes.
Los monumentos, en general, son la semilla consiguiente á un
florecimiento del espiritu con virtualidad para reproducir ó ampliar en tiempos
siguientes lo que antes se lograra y reflejan la eterna dualidad que en todo lo
real se manifiesta. Aquí, esa dualidad, reúne la espiritualidad más etérea ó
sutil, la que á todo penetra con la materialidad más pesada ... y ésta es aún lo
efimero, relativamente á lo eterno; porque la monumentalidad de lo terrestre,
como el planeta mismo, de cuyo "hueso" más duro labramos nuestra
arquitectura, pasará también ...; pero nuestro mundo y sus monumentos de
cultura humana durarán lo bastante para guardar enseñanzas, que se difundan y
encarnen más tarde, cuando sea su hora, en generaciones receptoras del dón
hermoso, á su vez recibido en revelaciones anteriores hechas á la Humanidad y
que todas proceden, según el más vulgarizado saber, de una primera y única fuente;
porque, en efecto, al corriente decir español "de Dios viene el bien y de
las abejas la miel", ó sea, en lo social nuestro, de la armoniosa labor
colectiva en la que coopera todo hombre de buena voluntad, proceden nuestras
mayores dulzuras ó perfecciones.
Nuestro buen reino de Aragón y su buena raza, alcanzó una moral
pública pocas veces igualada en el mundo y al eclipsarse aquel glorioso vivir
con lo justo por norma superior, quedó por siempre en el corazón popular algo
como el santo recuerdo del honrado padre cuyas últimas advertencias dejó
impresas en nuestro pecho para que surgiesen después en forma de actos dignos
de nuestra progenie. ¡Nobleza obliga! Y, sin duda, ninguna barrera más poderosa
contra las sugestiones del mal que esa educación con el ejemplo de los buenos,
aun cuando el tal valladar lo forme una blanda cadena de flores... cuyo primer
"eslabón" se anudó y se sostiene en el cielo mismo. El amor, como los
ríos, va de arriba hacia abajo, y así, de padrs á hijos, forma más neta de lo
amoroso, tan sabiamente preparado con el imán de la sexualidad, viene corriendo
el limpio caudal de estas aguas de vida para las almas. A su orilla
deleitosa... han surgido todos los monumentos de transcendencia...
El Monumento al Justiciazgo responde de lleno á esa ley de
solidaridad ética y amorosa de las generaciones, y por lo mismo, de tan fuerte
razón de ser nada podría haberlo estorbado: dado que nuestra España, mediadora
sin duda de tan grandes beneficios para la Humanidad como haya podido ser
cualquiera otra nación, tiene aún mucha... ¡pero mucha! vida por delante. ¡Si
apenas ha salido de sus tiempos heroicos! Si apenas las masas españolas ¡han
comenzado á leer! Ese Monumento, nota serena, en medio de las convulsiones que
nos agitan, es un presentimiento aragonés y por tanto archiespañol de mejores
días nacionales, en que la Ley y la Justicia se honren y enaltezcan cada vez
más sincera y plenamente. Si España escuchara las advertencias del eclipsado
reino de Aragón, si en efecto se resolviese á colocar lo justo sobre todo, si
por ser lo debido se empeñase en desenvolver con una educación intensa y
general los tesoros de su genio de fuego y luz tan manifiestos en sus
receptividades religiosa y artística ... El mundo entero, rendido de amor y
admiración, sería la voluntaria dote colonial nueva, porque á una España justa
y sabía nadie le disputaría su primacía de metrópoli de las almas. Su grandeza
indiscutible está en su corazón, en su voluntad firme y abnegada, en la nobleza
de preferir el honor á las hacienda, en el vivo sentir de Dios, ¡único vencedor
eterno!
Afirmar nuestra esencia nacional es hacer la labor más humana
posible; porque ya España, tan cultivada por la Providencia para las cosas
grandes de nuestro Mundo, se halla identificada con la Humanidad, en servicio
de la cual, impidio el improcedente dominio africano, ensanchó la tierra que
pisar y en esta gloriosa Zaragoza erigió un trono al ¡hombre Justicia! Además
de esto, en español se escribió el libro más universal y sabio que se haya
escrito. ¿Hay mayores méritos nacionales en cualquier otro pueblo de los que
viven? ¿No hay motivo para esperar que el genio español convalezca
completamente del morboso contagio de las formas de vida barbarizada con que
hubo de convivir por siglos mientras la combatia... justamente para...
constituir después una vez más el providencial recurso de contener con la
mediación española la invasión del sensualismo europeo... ¡que es otra fase de
la barbarie!... ¡No, no; España no muere todavía!...
Nuestra labor en este folleto, de esencia popular española, es
consignar lo decisivo de la gestación inmediata de la obra, que ya el sentir
aragonés forjara antes de formularla el arquitecto; recordar lo que hubo y se
dijo al exhibirla, depositar impresiones de los trabajos mismos de índole algo
ejemplar como caso de armonía colectiva, y por último y con ocasión de recoger
y disipar erróneos juicios que la ignorancia ó la pasión hayan formulado,
manifestar al alma misma de la ideación del Monumento, del modo más ingenuo y
mesurado posible, dado que con nuestra mesura, no queremos quedarnos en el
flojo silencio.
Podremos haber errado en muchas cosas por el entendimiento ó
modalidad de caminar el hombre siempre como tactando con su bastón la piedra
del camino cuyo conjunto todavía no ve, pero estamos seguros de que nuestra
voluntad mo se ha equivocado... porque el corazón desprovisto de hieles... se
orienta con seguridad más maravillosa que las palomas mensajeras. Si con
nuestro actual mensaje en alas del sentir patrio, aun siendo poca la fuerza
nuestra para llevar mucho, hemos de llegar á donde el presentimiento nos
guía... ¡no habríamos perdido el viaje!
PLAN
ARTÍSTICO
Expongamos el pensamiento del mismo modo que naciera.
Escenas de horror y de tinieblas parecen pintarse en nuestro
espiritu. Invasiones guerreras, choques de razas, ávidas de brutal predominio,
barbarie, caos.
En medio de aquel mundo, ¿quién conoce el derecho?¿Quién defenderá
al debil contra el fuerte?¿Hay acaso más ley que el atropello?
En la cerrada noche histórica, en el imperio de la violencia, sólo
parece brillar sobre alturas de Aragón una estrella; entre los feroces rugidos,
sólo parece oirse una voz humana. La lalabra de la razón dominó á la fuerza. La
dulzura se impuso. La increible maravilla se llamo Justiciazgo. No hemos
de hacer su apología con la pluma. Llamados á trazarla en arquitectura, condensemos
el cúmulo de ideas que despierta en estas solas reflexiones, directrices de las
líneas del proyectos.
¡Cuánto vale un hombre probo identificado con su misión de
autoridad!
¡Cuánto más todavía el pueblo que sabe conferirla sin abdicaciones
indignas!
Si uno y otro son grandes, al sentimiento de lo justo lo deben.
Sin ideal de justicia no se concibe sociedad humana. ¡He ahí lo más alto!
La forma arquitectónica de esta epopeya será un símbolo sencillo y
austero para ser acertado, y muy sentido para ser verdadero.
Del centro de un recinto de férreas cadenas y negros mármoles, y
sobre losas de color de sangre, surgirá, como brota el afan de libertad en
herido cautivo, un sobrio y fuerte pedestal con una columna que sostenga el
ideal óptimo, el más suspirado: el orbe regido por lo justo triunfante, en lo
material representado en celeste esfera ceñida por un ecuador donde entre soles
brille esta doctrina: Justicia, ley suprema.
La esfera de esmalte azul, cual la apariencia del espacio inmenso
de los mundos y una rama de laurel de oro, extendida de uno á otro polo, dirá
nuestro anhelo de tan preciado triunfo.
Al pie de la honrosa columna enhiesta y fuerte, como imagen del
derecho, sentaráse en silla de juez, con grave dignidad, la estatua del
Justicia de Aragón, con el aspecto individual del mártir Lanuza.
Vedle juzgando rectamente; por ello es grande, augusto.
Su mirada, su rostro, su alma fortalecida por el apoyo de su
pueblo, se dirigen á lo alto. Su diestra mano aun parece expresar el juramento
por el cual dió la vida.
¡Sienta esta figura olvido de las cadenas y de la sangre de abajo,
brille en su frente la celeste esperanza del ideal de la Institución popular!
Quien rectamente juzga, nada, nada más ha de mirar que á lo justo, aun cuando
le aguarden despues los más grandes horrores. Para no temerlos ni aun los
imagina siquiera. ¡Así murió de sorprendido el último Justicia! Un trono en
altura es hoy el sitio de su efigie. ¡Haya en nuestro pecho aragonés un lugar
predilecto para su recuerdo!
Osténtase un blasón en la columna, el de la Patria, tan horada por
el Juzticiazgo; el de Aragón con guirnalda de encina y siemprevivas,
cual corresponde á la perennidad de su fortaleza, pues quien ama la Justicia es
fuerte.
En los frentes del pedestal, además de la dedicatoria concisa, se
escribirá por la Jurisprudencia el sustancial concepto del Justiciazgo
para popular enseñanza; la Historia recordara quiénes fueron los insignes
Magistrados, y la Poesia repetirá estrofas ya aplaudidas y celebradas por
nuestro pueblo.
Tal es el pensamiento.
De los materiales de ejecución procedentes de comarcas del antiguo
reino de aragonés, será el principal, pórfido, roca del fuego de la tierra,
surgida en Aragón, bronce para la estatua y escudo, y cobre esmaltado de azul
para la esfera, ya que no podamos labrarla de zafiro.
Las formas y proporciones se ven en los trazados; el efecto
completo en la realidad arquitectónica tan sólo.
Pronuncie ya Aragón su poderoso "yo lo quiero", y el
Monumento será un hecho.
EXAMEN
CRÍTICO
Es la inspiración artística, como relámpago en el cielo del alma,
como voz imperiosa y breve que subyuga con irresistible atractivo y sólo en
concisa palabra deben traducirse las imágenes así recibidas.
Hemos relatado el plan del Monumento sin desvirtuar la idea con
discusión alguna; hemos dicho sencillamente lo que es, y al tratarse de asunto
tan grave como el de dar forma perenne á un sentimiento popular relativo á una
gloria del pasado, parece inexcusable consignar también el por qué de tal forma
y de sus detalles y aun el cómo de su construcción. Estos son los temas de la
parte actual y de la siguiente de la Memoria.
El sujeto de esta epopeya arquitectónica, demandada por la Excma.
Diputación, es una Institución cuya vida, engendrada hace más de mil años por
el sentimiento más fuerte de los justo, fué toda de rectitud, no hallándose,
al decir de Zurita, nombre más conveniente que el de la Justicia misma
para "su primer Magistrado", de quien el mismo autorizado cronista
afirma también que fué muro y defensa contra toda opresión y fuerza así de
reyes como de los ricos hombres, que le dieron autoridad para impedir que no se
hiciese violencia ni agravio alguno ... y túbosele por el más justo y honesto refugio
como firme y seguro fundamento de la libertad, siendo el Juez competente entre
el Rey y los agraviados.
Iñigo Arista, electo Rey primero de Aragón, declara que la
soberania única es de la justa ley, y que de no cumplirla él por su parte,
consiente ya en ser depuesto, y en que se elija otro encara que sea pagano,
cual ellos por mejor tuviesen. Todas las tradiciones están acodes en
trasmitir aquel bello espiritu popular de derecho tan vivo siempre en Aragón
aun después de seculares mudanzas, y bien retratado en la fórmula del
nombramiento de sus reyes "Nós que valemos tanto como vos, os hacemos
nuestro rey y señor, con tal que nos guardeis nuestros fueros y libertades, y
sí no, no".
Trátase, pues, de glorificar un concepto aragonés de armonia de
potencias sociales, regidas todas por el poder supremo de lo justo en el ánimo
del pueblo, siendo lo subtancial, el amor de Aragón á la Justicia y el empeño
intensísimo de que siempre y por encima de todo prevalezca.
El Monumento ha de exhibir como objeto primordial, y en imagen
adecuada, la capital aspiración aragonesa, y habremos así enaltecido la memoria
del Justiciazgo, efecto histórico de tan gloriosa causa.
Debe, pues, culminar en el Monumento el ideal más puro, amplio y
subtancial de lo justo; cualquier otra figura, ya personal ó alegórica para el
caso será pobre y pequeña. Ha de brillar el súmmum de Justicia concebible. Por
esto colocamos como final, ó como cerebro donde luce la idea, el orbe adaptado
á esta inmejorable doctrina, Justicia, ley suprema, que triunfa de uno á
otro polo, y no el mero mundo terráqueo, sino el Universo entero, la esfera
celeste de todos los mundos posibles.
Y en este asunto no es dado al hombre concebir hipérboles por
mucho que conciba, porque la realidad divina ó natural no es superada por
nuestras pigmeas concepciones.
La tradicional imagen de la Justicia, como matrona, con tales ó
cuales atributos, no tendrá jamás la elocuencia ni la amplitud de la palabra
escrita en la línea de quidad distributiva en la esfera de ceñidor universal, ó
en medida que todo lo abrace.
Ese es el punto de mayor interés y vida del Monumento.
Recordemos como base de critica que la obra de Arte humana será
tanto más perfecta cuanto más entrañe en su esencia el sabio organismo de las
naturales, en que nada falta ni huelga dentro de la unidad más admirable, y con
tal criterio sigamos nuestro análisis.
El emblema de la finalidad del Monumento se ha pensado en lo
material como esfera de un cierto volumen. Su proporción con la del todo, viene
á ser la del cerebro con el cuerpo del hombre, pareciendo esta dimensión
mesurada, sin pesadez y con suficiencia de masa, y produciendo este solo tamaño
algún agrado por lo que tiene de humano.
El cuerpo de este sér arquitectónico fórmalo una columna de corte
romano, como el abolengo del derecho, con peculiaridades de hechura nacional.
No hay en ella adornos por considerarlo frivolidad impertinente. Haya lo
preciso y eso sea todo. Resérvense las galas para lo vano que ha menester del
atavio externo.
La Jiusticia es de suyo esencia intima y no exterioridad de las
cosas ó relaciones de ellas.
Puesto que en símbolo ha de hablar la arquitectura, diganos á su
modo lo que debe y no otra cosa oigámosla nosotros.
De esta columna representativa de lo derecho por su posición, de
la fortaleza y robustez, y sobre todo por sostén de lo justo, nace el solio de
los Justicias de Aragón, una de cuyas figuras se sienta allí en imagen de
bronce, siendo la silla del pórfido de la columna para expresar la
consustancialidad de la Institución con el derecho triunfante.
La persona del Justicia tendrá así algo de accidental como la
realidad de lo representado.
El bronce y el pórfido dioritico verde apenas si son distintos en
su aspecto externo; pueden, sin embargo, distinguirse y conviene que así sea,
siempre que la distinción no pase el limite de lo preciso. No sean iguales, más
parézcanse mucho. ¡Que en Aragón el Juez y la Justicia se llamaban lo mismo!
Las estrías de la columna pueden ser en número igual al de los
Magistrados habidos en la Institución, cual si la Historia hubiese ido marcando
trozo é indeleble por cada uno junto al honroso sitio.
El Justicia concretamente representado para imagen del Justiciazgo
es D. Juan de Lanuza. ¿Habra araginés capaz de impugnar la idea?
En Lanuza, al decir de su tiempo, fué justiciada y condenada á
muerte la Justicia.
Su estatua, como el Monumento entero, es la reparación solemne
ante la posteridad de una Institución de dignidad humana.
Es protesta elocuente contra lo inicuo, y para esto no nos es dado
practicar autopsias en el alma de un mártir.
El Justicia, es decir, el pueblo aragonés, consciente de su
derecho y de su valor en la vida, fué atropellado y en su persona la de Aragón
entero; las de nuestros padres, las de nuestros dignos antepasados, la raza de
tantos mártires y tantos héroes. Erigirle hoy estatua épica es levantarse ya el
caído, es ensalzar lo humillado, es colocar la cruz antes afrentosa en la
altura del templo ó de la corona: es, en una palabra, lo justo.
¡No, no aspire á representar, en verdad, al Aragón de siempre,
quien resista á su espiritu con mezquinas negativas de grato asilo á esta
figura! ¡Si nuestra generación no la fundiese, otra más digna de Aragón por más
aventajada en sentimiento de Justicia habrá de hacerlo! ¡Es ley histórica que
Lanuza tenga estatua, y la tendrá en la forma como la tiene ya en la esencia
del sentimiento popular! No valdrá aducir pretextos en contra de si fué ó pudo
ser más guerrero el Juez.
¡Quizá, quizás, quien por esto le reprochare de débil, colocado en
su caso, hubiera sido traidor ó misero paria á lo sumo!
Lanuza, identificado con su cargo de prudencia, fué mártir de su
deber. Su persona asumió la representación de su pueblo, y su muerte marcó el
episodio culminante de esta Institución celebrada, la del Justiciazgo,
que puesto en el extremo de entender de una querella entre el Rey más poderoso
y el oprimido más indefenso, miro sereno según solía el asunto, y da la razón
al débil por estar entonces de su parte; perdiéndose por tan nobilísima
imparcialidad aragonesa la libertad y mucha vida, es decir, los más preciados
bienes; mas salvado el honor, el sentimiento de lo justo.
Es ley del Arte plástico representar en la epopeya el momento de
culminación y Mundo; Juana de Arco, al empuñar la gloriosa enseña de redención
de Francia; el vengador de Lucrecia, al levantar el acero tinto en la casta
sangre, jurando por ella el exterminio de la tirania.
La Institución del Justiciazgo, toda de limpia vida, murió
cual otra Lucrecia por conservar su honra de siempre, y no ha de ser menos
Aragón al proferir un nomble voto si erige el Monumento. La muerte del Justiciazgo
refiere substancialmente su vida; pues se muere como se vive, si el drama vital
es justo y completo.
Escribase en buen hora el nombre de todos los Justicias en un
frente del pedestal; háblese en otro de la sintesis de la Institución
admirable, en otro más cópiense estrofas ya aplaudidas y grabadas en el corazon
de los aragoneses; pero el Monumento, para ser justo (y si no, no hay para qué erigirlo),
dé cabida en el sitio respectivo, á la Justicia, á la Patria y al recuerdo
concreto del Justiciazgo en los últimos días tan gloriosos como los
anteriores y de más interés por más trágicos y por la aureola del martirio.
He ahi razonada lo principal del proyecto en cuanto á la
esencialidad del plan artistico.
Veamos aún como concurren los detalles á la expresión de tan
hermosa idea.
El recinto con la plataforma interior suele en los más monumentos
ser un mero aislador de lo enaltecido; mesa, ó á lo sumo ara donde se coloca la
ofrenda.
Aquí ese oficio material pareció escaso, pues puede servir además
para dar un gran realce espiritual de pensamiento, relacionándose con él hasta
los extremos de manera bien íntima.
El recinto de negro mármol y de fortísimas cadenas con el enlosado
de color de sangre, de cuyo centro surge el ideal de Justicia glorificado, es
la imagen del nacer de tan altas aspiraciones en el hombre.
De las sombras, de las prisiones, de las crueldades del
despostismo, ha surgido el ideal de perfección de los pueblos: sin dolor no hay
sabiduría. Nadie como el expatriado ansia y acaricia la imagen de la Patria.
Del enfermo es el deseo más férvido de salud; del preso sobre todo el frenesi
más vivo de libertad, causa de tan hazarosas evasiones. Más aún; los postes
serán como obeliscos, cuyo conjunto recuerde en la forma clásica las víctimas
heroicas á cuyo esfuerzo se debe la elevación de la idea, y siendo en suma
doce, número de unidad múltiple como las divisiones del año y orientados á
cuatro rumbos, se significa que en todo tiempo y lugar el progreso brota de
heroismos sin cuento de gentes por su causa sucumbidas. ¡Cuántos estratos de
realidad dolorosa forman la base histórica del ideal humano! ¡Cuánto sacrificio
entraña todo triunfo! La base del Monumento se amplia así en lo artístico hasta
límites misteriosos, como el origen de nuestros impulsos de Justicia.
El hombre, á semejanza de esta columna, se eleva entre dos
infinitos insondables, el de su remoto pasado y el de su porvenir cumplido.
El cimiento y la cúspide del ideal humano, en cuanto á la muda
arquitectura es dado competir con el libro, ha de responder á la íntima esencia
de la epopeya de estas piedras, cuya base parezca repetir lo ya dicho por
Cervantes para recordar triunfos costosos.
¡Este
es el suelo que continuo ha sido
de mil memorias lamentables lleno!
de mil memorias lamentables lleno!
Por otra parte el recinto de la línea exterior de mármoles con él
enhiesto, centro de pórfido, es como espejo del hecho natural elocuentísimo de
hallarse así en el globo estas dos rocas. De lo íntimo, de lo ígneo de su
entraña, brota por explosión violentísima el pórfido, y la piedra caliza
ordinaria se trueca por calor y presión en noble mármol, como imagen de los
efectos de contacto de lo vulgar con las más potentes energías anímicas que por
sí se elevan, transformando su ambiente en sentido progresivo.
De este modo el Monumento tiene unidad completa y nada hay en él
ocioso é inorgánico, y para que ni aun los accidentes de la forma dejen de
obedecer al plan capital, hasta el color ha de ser expresivo de consumo, según
se ha hecho notar algún tanto.
Poco suele atenderse á este factor de arte en la epopeya
arquitectonica, por cuanto lo más del color reside en la luz de suyo
incoercible y aun no siempre es dado obtenerlo en material propio y disponible
para el caso. Estas son las principales razones de tal desdén, pues es
innegable el gran efecto estético del color fundado en la misma naturaleza,
pudiendo por tanto venir también en nuestra ayuda.
En nuestro proyecto domina el tono verde-obscuro. El verde, como
tono de vida vegetal indispensable á la nuestra, precursor de frutos, promesa
de venturas, es color de esperanza real y ciertamente no por convenio
académico.
La cantidad de luz en cada tono entraña asimismo, por concordancia
natural, con el día y la noche más ó menos de alegria en quien lo observa.
El tono verde-obscuro del Monumento traduce para los ojos la
esperanza algún tanto impregnada de tristeza en el ánimo. El azul de la esfera
de culminación indica idealidad, da noción de infinita grandeza que á través de
nuestro aire azul podemos entrever con la mente.
De no menor conveniencia artística son, el negro de los túmulos,
cadenas y encintado de la base, el rojo de las losas, el blanco de las letras
del luminoso lema y el oro del preciado laurel: todos los colores son fijos á
fuego, en memoria del calor del sentimiento que les combina.
La impresión que estas formas y tonos produzcan en alma atenta y
sensible, será grave, solemne, cual corresponde á la indole de la obra, y en
cuyo estado anémico se reciben las más serias enseñanzas.
Para terminar esta serie analítica de fases de una idea tan de
nuestro gusto, sólo añadiremos que ante todo y sobre todo, hemos procurado
basar en la verdad el por qué de cada forma y de cada accidente, por parecernos
lo más justo y digno de este Monumento.
Los tradicionales emblemas de la Justicia se han ampliado en
imágenes, como los conceptos modernos; así de los fasces antiguos consérvase la
agrupación de simbolos de rectitud en las estrías conmemorativas también del
número de Jueces; pero en vez de segur cruel en el centro; en vez de armas de
verdugo, está la idea que redime; en vez de balanza para apreciar la equidad en
lo pequeño, el ecuador supremo, la máxima imagen de justa distribución en todo
el Universo, y estos emblemas aubstantivos por si, y no adjetivos de persona,
parecen tener más pureza de fondo.
El Monumento en su totalidad tiene algo de gnomon que bañado por
el sol marque en la tierra el curso de nuevos y mejores días.
CONSTRUCCIÓN
É IDEA DEL COSTE
Parece propio del caso servirse en lo posible de materiales de
Aragón para este Monumento; pues ni hemos de desdeñar lo propio por serlo, ni
tampoco eludir el deber de realzarlo si lo merece.
La materia principal de la obra será un pórfido diorítico verde,
desconocido aún para el arte, y cuya roca, estudiada para estos efectos, ofrece
excepcionales condiciones.
Es más duro que el buen granito, pues raya á los del Pirineo y
Guadarrama, excediéndoles asimismo en compacidad, porque pesa el metro cúbico
unos 2.900 kilogramos, cuando aquéllos escasamente llegan á los 2.700, y ni aun
el celebrado mármol de Paros le iguala en esta cualidad preciosa, por cuanto no
pasa de 2.800. De su textura, aspecto y demás propiedades, puede juzgarse por
su piedra labrada que figura en el muestrario de materiales de la provincia con
el nombre de Diorita (Codos, partido de Daroca).
El mármol negro podrá extraerse, de excelente clase, de las peñas
negras de Epila, también dado á conocer en el citado muestrario.
Las losas rojas quizá se obtengan del mármol sanguineo que
debe existir entre Morata y Ricla, en sitio donde á primera vista, y en rapidísima
inspección, se halló otro mármol rojizo, que al menos parece corroborar la
referencia, y es casi seguro se hallase en la provincia de Teruel, en cuya
sierra de Albarracín hay variedades de mármoles dignas de ser conocidas.
De no encontrarse con suficiente limpieza de tono, podrían
fabricarse placas de gres cerámico, del tinte y espesor apetecido, por ser
materia propia de aplicación monumental, sobre todo en piezas de dimensión
crecida.
La construcción del conjunto es de suyo sencilla, y en ello estribaria
su éxito, pues cuantos menos partes y menor complexidad, más es la duración de
su organismo, siendo lo decisivo para longevidad de los de esta clase, la
substancia y el tamaño de los elementos, en buena y hábil forma combinados.
La cimentación sería sobre buen firme de ladrillo de Zaragoza, que
se conserva como intacto, según puede verse en ejemplares del tiempo de los
Césares romanos (Museo provincial), hasta lo increible. Verdad es que el barro,
el humus, calumniado por tantos, proporciona los más antiguos
testimonios de cultura humana. Este ladrillo, sentado con buen cemento y ancha
base, daría fundación inmejorable para resistir pesas y acciones seculares.
Del resto poco hemos de decir aquí. Si fuese este proyecto el
escogido, tratariase en la ejecución de obtener los bloques de piedra del
máximo volumen, buenamente susceptibles de saca y arrastre, y de colocarlos en
obra con el mejor arte.
Por último, de los accesorios de metales sólo diremos que las
gruesas cadenas de hierro podrían ser de material extraido en la provincia de
Huesca (Bielsa Boltaña), y la obra de bronce podría fundirse en Valencia, con
lo cual vendrían á participar en la obra elementos constructivos procedentes en
un todo del antiguo reino.
2.º
El coste total de lo propuesto, y que no hay precisión de detallar
por ahora en documentación usual para casos más concretos, representa un valor
de unas cien mil pesetas.
La Excma. Diputación aconseja en la convocatoria del concurso que
procuremos idear los proyectos, uniendo en ellos la belleza con la economía,
revelando así el plausible propósito de ejecutar el escogido, pues de otro modo
fuera contraproducente poner mitaciones á los vuelos del Arte cuando el fin
inmediato es apreciar el alcance de los artistas.
Si hubiéramos consultado tan sólo al sentimiento artístico, no
ajeno á precedentes de hecho, pues no hemos de entrar en la esfera de lo
visionario, es evidente que hubiese podido proponerse algún coloso almirable,
semejante en su plan al de la Libertad iluminando al mundo, una vez que
los conceptos modernos de Libertad y de Justicia no son muy distintos de fondo,
y en cuyo pedestal se ostentaran blasones más ó menos grandiosos del Justiciazgo.
Quizá un edificio monumental, á semejanza del panteón de Francia
en conmemoración patriótica de sus grandes hombres, como es también La
Westminster Hall, en Inglaterra ó el templo de la Fama en Baviera, y en cuyo
interior se dedicasen imágenes á los Justicias, y todo esto émbellecido con
variedad de atractivos artísticos, pudiesen ser también manera buenamente
imaginable para el objeto.
Otros tipos ofrecen la agrupación de estatuas de los prohombres de
la Reforma en el Monumento al aire libre de Worms; la expresión del aplauso
público inglés á poderes actuales en obra de insuperada esplendidez de hechura
como es el Albert Monument de Londres (South Kensingtong); la colosal columna
de Julio, de bronce y de cuarenta metros de altura, implantada por la Francia
libre sobre el solar de la odiada Bastilla; el grandioso anfiteatro de reciente
proyecto en Italia para glorificar su unidad nacional; estas y otras muchas
formas revisten en paises poderosos y en la moderna cultura los pensamiento
artísticos de indole popular y grandiosa.
Dada la infinita variedad de manifestaciones de lo interno, hay también
en Arquitectura conmemoraciones importantes en fachadas, salones y capillas ó
lápidas, en unas y otros colocadas, en fuentes ó en postes miliarios, y aun en
más variedad de modos, no siempre bien proporciónados de medios con el objeto y
á menudo también harto dispendiosos.
Entre los extremos de edificio ó Monumento colosal ó de
conmemoración mezquina, una vez que la índole del Justiciazgo no permite
tampoco su exaltación con un mero accesorio arquitectónico, y en armonia con
los recursos en Aragón disponibles, parece haber el término medio de un plan de
obra, que ni desdiga de la dignidad del fin ni sea irrealizable por su coste
excesivo. Formular un tipo de concepto estético adecuado, siendo inmejorable el
material en irreprochable hechura y con proporciones suficientes, si bien no
excesivas, sería haber hermanado la economía y la belleza, ó como
si dijéramos, lograr el Monumento con calidad y por cantidad propias del caso.
Si hemos llegado en nuestro proyecto á expresar con la elocuencia
y decoro pertinentes cuanto Aragón estima su honroso Justiciazgo, lo
haremos alcanzado en verdad con economía, puesto que en el trazado nada sobra y
aun la substancia misma tiene como tal y además de la forma un artístico
oficio.
Si por el contrario el proyecto es desacertado, cualquier
presupuesto, aun siendo exiguo, resultará excesivo, pues nada más que lo
bello puede ser económico en los dominios del Arte.
Y no añadiremos otras consideraciones; porque, cuando de veras se
ama, no se repara en el cuánto de la ofrenda al sér amado, sobre todo al
constarnos que la obtención de aquélla no es siquiera difícil.
CONCLUSIÓN
Hemos expuesto el plan y sus razones y aún indicando el coste y el
cómo de la estructura proyectada.
Nos es lícito decir también: ¿Cuándo será un hecho?
No es dudosa su realidad más ó menos en breve, puesto que la
Excma. Diputación ha iniciado el asunto. Mas si fuéramos los llamados á dirigir
nuestra humilde voz para activarlo, he aquí lo que diriamos, á las Autoridades
todas: que su prestigio en Aragón se funda en gran parte en la educación moral
infiltrada durante siglos por el Justiciazgo en las costumbres públicas;
á los hacendados; que el goce tranquilo de sus riquezas en el honrado ambiente
social aragonés lo deben también á la benéfica influencia de aquella singular
Magistratura, cuyos efectos no están aún desvanecidos; y al pueblo en general,
así como al Gobierno de la Nación: que sólo honrando lo hermoso de su pasado
tiene títulos de derecho á grandes esperanzas.
Excitaríamos á los escritores y oradores públicos á mover la
opinión; propagaríamos la noción hasta vulgarizarla, del alto concepto de la
influencia aragonesa en la totalidad de España, tan á menudo fortalecida por
sus ejemplos de virtud, sosteniendo en el ámbito nacional la noble altivez del
carácter, cuyo foco más vivo parece ser el Aragón histórico, tan distante
siempre de los peligros del despotismo como de la abyecta servidumbre y de los
horrores de la anarquía ... y una vez fija la atención general sobre estas
evidencias, una vez disipada la soñolienta ídea de que sólo son dignas de
ostensible estima, los beneficios de índole material inmediata, como los de
encauzamiento de aguas; cual si encauzar corrientes de Justicia no produjese
tan magnificos frutos en la vida; una vez que quíen esté autorizado hable con
persuasión al sentimiento del pueblo aragonés, tan generoso que ofrece hasta la
vida por cuanto merece su afecto, no nos queda duda, sobrarán recurso aun para
sustituir por plata el bronce del Monumento.
La conclusión legitima de estos artísticos trabajos, en buen hora
iniciados, no debe ser otra que la pronta y solemne inauguración de las obras,
ya con estas ó ya con otras líneas de mayor acierto, que á exhibirse en el
Certamen más dignas del alto propósito de las Excma. Corporación, tendrá
también nuestro cordial aplauso.
Si acaso se estimaran las del adjunto trazado como mejores, al
amor que nos guía lo deberemos que siempre por su virtud se hicieran y harán
las mayores maravillas.
Madrid 1.º de Marzo de 1887.- El Arquitecto, FÉLIX
NAVARRO
MINISTERIO
DE FOMENTO. DIRECCIÓN GENERAL DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA BELLAS ARTES
En contestación á lo pedido por V.S. en 6 de Mayo pasado, á
continuación tengo el gusto de transcribir á V.S. el informe emitido por la
Academia de Bellas Artes de San Fernando, respecto á los proyecto del Monumento
que en esa ciudad ha de erigirse al Justiciazgo Aragonés, y cuyo
dictamen copiado á la letra dice así:
"Excmo. Señor: Evacuado el informe pedido por la Dirección
general del digno cargo de V.E. con fecha 14 de Mayo último á esta Academia,
acerca de los proyectos presentados para un Monumento que perpetúe la memoria
del Justiciazgo Aragonés, que debe erigirse en Zaragoza; al objeto de
que esta Corporación decida cuál de dichos proyectos es el mejor y el más digno
de premio en el concurso que ha publicado la Diputación de aquella provincia
para proveer la plaza de Arquitecto de la misma, esta Academia, después de un
detenido estudio de dichos proyectos, y de acuerdo con el dictamen de su Sección
de Arquitectura, tiene la honra de presentar á V.E. el siguiente dictamen:-
Seis son los proyectos presentados á este concurso, todos con la firma de sus
autores, en el orden cronológico siguiente:- El de D. Félix Navarro, en 1.ºde
Marzo. -El de D. Mariano Medarde, en 17.- El de D. Elías Ballespin, en 18.-El
de D. Eusebio Lidón Barra, en 20.-El de D. Julio Braco y Folch, en 21.-; todos
del mismo mes de Marzo; y el de D. Gerardo Roig, en 10 de Abril.- El primero
presentaba tres bastidores, que contienen la planta y dos alzados, uno de
frente y otro de costado del Monumento, y otro bastidor de más de doble tamaño
con el mismo Monumento en perspectiva y bien acuarelado. Acompaña á estos
planos una Memoria dividida en tres partes: tratando en la primera el plan
artístico del Monumento; en la segunda del examen crítico del mismo, y en la
tercera de la construcción é idea del coste, que asciende en totalidad á cien
mil pesetas. El autor de este proyecto revela lo mismo en la Memoria que en sus
planos, ese verdadero entusiasmo que se necesita poseer para toda creación
artística, entusiasmo que cuando va unido á disposiciones naturales y á
profundo sentimiento estético, constituye la inspiración. Basado el autor del
proyecto en el axioma moral y sociológico de que sin ideal de Justicia no se
concibe sociedad humana, y en que la institución del Justiciazgo
representa en Aragón el sentimiento popular de aquella gran idea, establece
como punto de partida de su proyecto, que la forma arquitectónica, para
expresarla, ha de ser un símbolo sencillo y austero para ser acertado, y muy
sentido para ser verdadero.
Dejemos hablar á este propósito al autor: "Del centro de un
recinto de férreas cadenas y negros mármoles, y sobre losas de color de sangre,
surgirá, como brota el afán de libertad en herido cautivo, un sombrio y fuerte
pedestal con una columna que sostenga el ideal óptimo, el más suspirado: el
orbe regido por lo justo, triunfante en lo material, representando en celeste
esfera ceñida por un ecuador, donde entre soles brille esta doctrina:
"Justicia, ley suprema". La esfera de esmalte azul cual la apariencia
del espacio inmenso de los mundos, y una rama de laurel de oro extendida de uno
á otro polo, dirá nuestro anhelo de tan preciado triunfo. Al pie de la honrosa
columna enhiesta y fuerte como imagen del Derecho, sentaráse en silla de Juez
con gran dignidad la estatua del Justiciazgo de Aragón, con el aspecto
individual del mártir Lanuza ... Osténtase un blasón en la columna, el de la
Patria, tan honrada por el Justiciazgo; el de Aragón, con guirnalda de
encina y siemprevivas, cual corresponde á la serenidad de su fortaleza, pues
quien ama la Justicia, es fuerte. En los frentes del pedestal, además de la
dedicatoria concisa, se escribirá por la Jurisprudencia el substancial concepto
del Justiciazgo, para popularizar su enseñanza; la Historia recordará
quiénes fueron los insignes Magistrados; y la Poesia repetirá estrofas ya
aplaudidas y celebradas por nuestro pueblo".
Este es el pensamiento, tal como el autor lo ha concebido, y la
Academia cree responde á lo que este Monumento debe ser.
A la Institución del Justiciazgo, inspirada en la suprema
idea de lo justo, hasta el punto de que, al decir de Zurita, no hubo nombre más
conveniente que el de la Justicia misma para su primer Magistrado, no puede
responder un Monumento que no esté en armonia con la serenidad y la fortaleza
de esa gran virtud cardinal que debe imperar, no sólo en nuestro planeta, sino
en el Universo-mundo; idea gráficamente representada con la esfera azul ó globo
sideral, coronado por el laurel de la victoria, que aun abatidos en la tierra,
alcanza la Justicia siempre en el cielo. La columna de sencillo, pero
majestuoso estilo, propio de la época en que termina la institución del Justiciazgo,
con la muerte de Juan de Lanuza recuerda, lo mismo que todo el Monumento, el
estilo greco-romano, algo exornado, cuya fria severidad supo tratar con tanta
grandeza el célebre Juan de Herrera.
Tan esbelta como robusta y elegante, esta columna que simboliza la
Institución que quiere enaltecer, tiene, como digno remate, la esfera en que
impera la Justicia, y sobre un pedestal retallado ó saliente y al pie del fuste
de la columna, aparece la figura del último Justicia, sentada, en ademán de
juzgar, pero levantada la diestra y la mirada al cielo con noble actitud, que
así, puede indicar deseo de recibir su alta inspiración para sus fallos con la
esperanza de encontrar en él la Justicia que no puede encontrar en la tierra.
La idea de colocar la estatua de esta suerte como formando parte de la columna
que representa la Institución, ha sido felicísima, confundiéndose de este modo
en un mismo símbolo la Institución y su último y desgraciado representante.
Participa este Monumento de los caracteres que en él deben
concurrir, hallándose todos compenetrados con gran acierto en la unidad de la
idea, que ninguno se sobrepone á los demás, contribuyendo todos de igual manera
á realizar el pensamiento artístico del autor. Estilo arquitectónico, recinto
de fuertes y cortos obeliscos enlazados con cadenas, detalle tan propio de la
época como armónico con el resto del Monumento y de emblemático sentido, fuerte
y elegante pedestal; enhiesta columna; simbólica esfera; reposada estatua, de
tan digna como sentida actitud, todo está tan bien armonizado, que así este
Monumento tiene algo de funerario como de triunfal; de elevación como de
sentimiento, y con sus atinadas líneas y su severo aspecto, responde también al
carácter del pueblo aragonés que dió vida á la Institución y al noble y
desgraciado personaje que en la columna la representa.
Después de cuanto va escrito, no cree necesario la Academia añadir
más en apoyo de su juicio, favorable á este proyecto, cuyos materiales,
acertadamente elegidos entre los mármoles y jaspes del pais, completan el pensamiento
del autor.
Pórfido diorítico, verde, -- desconocido aún para el Arte, pero
analizado y estudiado por el autor en la tercera parte de su Memoria,--mineral
que se encuentra en territorio de Daroca, constituye la materia principal de la
obra; mármol negro para el basamento y obeliscos que encierran el recinto,
sacado de las peñas negras de Epila; mármol sanguineo, de Morata y Ricla ó de
las sierra de Albarracín; hierro para las cadenas, de la provincia de Huesca,
cobre esmaltado de azul para la esfera, y fundición de bronce para los
elementos con que el artista proyecta realizar su idea, predominando en el
Monumento el tono verde-obscuro, propio del pórfido diorítico de este color,
que armonizará con el bronce de la estatua ó de los blasones, traduciendo este
tono general la esperanza en la eterna Justicia, aun impregnado de tristeza
aquél por la muerte de su digno representante en la muy alta magistratura de su
nombre.
Respecto á la parte constructiva, en el proyecto se establece, que
la cimentación sea de buen firme de ladrillo de Zaragoza, que se conserva como
intacto en los restos que en aquella ciudad existen de tiempo de los Césares:
este ladrillo, sentado con buen cemento y en amplitud bastante, daría, en
efecto, base inmejorable para soportar la pesantez del Monumento y la acción de
los siglos. El resto de la construcción es sencillo, por cuanto las contadas
partes de su organismo y la acción de todos los materiales en sentido vertical,
le dan cumplidas condiciones de estabilidad y firmeza.
En beneficio de la obra, si llega á realizarse, la Academia
recomienda al autor del proyecto, el rebustecer el dado del pedestal aumentando
el vuelo de los perfiles de su basamento.
La Academia, en atención á todo lo expuesto, considera innecesario
entrar en un análisis y juicio crítico de los demás proyectos, apreciables
todos como trabajos gráficos, pero que no entrañan el pensamiento de la manera
que tan acertadamente realiza, á su entender, el proyecto del Sr. Navarro.
Todos ellos tienen buenas condiciones técnicas, pero como no
responden á las concretas condiciones que debe tener un Monumento dedicado á
perpetuar y enaltecer la Institución del Justiciazgo, de la manera que
ha respondido el autor del primero, no puede entrar en comparación con el que la
Academia considera en este caso como la más acertada represetación del
pensamiento que se quiere traducir en esta obra arquitectonica; y siendo la
consulta que se hace, sólo acerca de cuál de los proyectos es el mejor y digno
del premio ofrecido por la Diputación provincial, no tiene para qué hacer
indicaciones de su mérito respectivo, cumplido ya con lo que va expuesto, el
delicado encargo que le ha encomendado la Dirección general de Instrucción
pública".
Lo que transcribo á V.S. para su conocimiento y efectos
consiguientes. Dios guarde á V.S.muchos años.--Madrid 3 de Septiembre de 18 87.--El
Director general, JULIÁN CALLEJA.--Sr.Presidente de la EXCma. Diputación
provincial de Zaragoza
INAUGURACIÓN DEL MONUMENTO
Á las diez y media de la mañana del día 22 de Octubre de 19 04,
comenzaron á acudir Ayuntamientos, Comisiones y Representaciones al Palacio
provincial, demorándose por esta causa el instante del acto solemnísimo de
inauguración del Monumento al Justiciazgo.
Mientras esto ocurría en la Casa de la provincia, el pueblo de
Zaragoza aguardaba en la plaza de la Constitución, paseo de la Independencia y
jardines de la plaza de Aragón el paso del cortejo que había de honrar con su
presencia el acto.
Reuniéronse las Ciudades con sus pendones y estandartes, la
Diputación leridense, la Maestranza, el Ayuntamiento de Zaragoza, Autoridades
civiles y militares, entidades y Corporaciones.
Y púsose en marcha la comitiva, yendo al frente la guardia
municipal montada de esta ciudad y una sección de la de Barcelona, las banderas
de las Representaciones, maceros y alguaciles de nuestra Diputación y de los
Municipios, las Corporaciones y entidades invitadas, y en el lugar preferente
el Gobernador civil, acompañado de los Alcaldes de Barcelona, Tarragona, Palma
y Zaragoza.
La banda municipal de Barcelona amenizó el acto, interpretando
piezas escogidas.
Alrededor del Monumento habíase colocado una valla, con tapiz
nacional, escudos y gallardetes. La guardia civil custodiaba las entradas.
En la plaza de Aragón, confuso tropel de gente agolpábase ávido de
presenciar la ceremonia. Tan grande era el gentio y tanto el afán de acercarse
al Monumento, que los jardines quedaron mal parados. Zaragoza no pudo dominar
el impulso de cariño al defensor de las libertades patrias, ganoso de tomar
parte principalísima en el acto de dar colocación al Justiciazgo aragonés. El
pueblo no desmintió el arraigo de sus convicciones. Fué, en toda regla, una
grandiosa y elocuente manifestación de sus sentimientos.
El Arquitecto Sr. Navarro, pronunció un discurso, explicando la
estructura y significado del Monumento, cuya síntesis dice asi:
La Justicia es el fundamento verdadero de las demás virtudes
cardinales, que no son más que modos de presentarse aquélla, pues la
Prudencia es una discreta manera de ser justo; la Fortaleza, un pleno
inexpugnable de la Justicia, y la Templanza cierta moderación, dentro de lo
razonable; pero la esencia de toda virtud es la Justicia misma. La Justicia es
lo ineludible ó necesario, por su condición de lógica ó racional completa, y
es, por tanto, independiente del lugar ó del tiempo, ó sea universal y eterna;
de suerte que puede afirmarse: "Dios es Justicia", como "Dios es
Amor", ó cohesión armoniosa de la variedad de seres. Eso es la ley
suprema ... El fondo de cuanto bien se legisle.
Esa idealidad triunfante en lo social, regulado por la razón
humana, es correspondencia á la matemática exactitud de la natural ó externa
gravitación del Universo; gué el anhelo de nuestra preciada constitución
aragonesa, y se expresa en el Monumento, con el laurel de oro sobre el orbe
universal ceñido, por esta doctrina de la equidad máxima concedible:
"Justicia, ley suprema", brillante entre soles y aun más que todos
ellos.
Esta expresión del ideal es sostenida por fortísima columna de
corte romano (como la historicidad de nuestro derecho), simbólica de Aragón por
su glorioso escudo ornado de encina y siempreviva (ó perenne fortaleza) y
consubstancial con ella, muéstrase á su pie una silla, propio solío del Juez
justo. En ella se sienta la imagen del candoroso Lanuza, con su diestra como
recordando el sagrado juramento de guardar la ley, que aun oprime con la
izquierda, contra su corazón, el cual parece latir así bajo su medalla
aragonesa ó insignia histórica de tal magistratura.
La dirección de su alma hacia lo alto, obligale á ignorar las
terribles injusticias de los hombres, representadas en lo bajo por el recinto
de túmulos y cadenas y enlosado de color de sangre.
En los netos del pedestal, la Jurisprudencia (recordando el Fuero
de Sobrarbe), la Historia con la lista de los cincuenta Justicias, y la
Poesia con unos versos sentidisimos (de un gran poeta aragonés), condensan la
vida ideal de este Monumento, tan honroso para el país que lo erige.
Ha sido obra de bendición, la ha ejecutado una agrupación
inmejorable de voluntades puras y firmes, y ni el más leve rasguño han sufrido
cuantos han cooperado en los trabajos. Este triunfo del bien en tal forma
erigido, presenciará el paso por el mundo de cientos de generaciones á quienes
transmita las enseñanzas de lo ya alcanzado por nuestro Aragón histórico.
El Presidente de la Diputación, Sr. Naval, leyó el suyo, concebído
en estos términos:
SEÑORES:
Deberes anexos al elevado cargo con que se sirvió honrarme la
Diputación de esta provincia, obliganme á molestaros breves momentos. Ante todo
he de dirigir un muy afectuoso saludoá las Autoridades de todos los órdenes,
Corporaciones, representantes y á cuantas colectividades y personas se han
dignado asistir á este solemne acto, que testimonia el afecto y cariño que en
esta tierra aragonesa se rinde á nuestra sin par Institución del Justiciazgo.
Este saludo estiéndese con igual afecto á las Corporaciones que
son nuestras hermanas de la Peninsula y á los Ayuntamientos de las regiones que
formaron la Corona de Aragón y que luego constituyeron la Nacionalidad española
con los reinos de Castilla, León y Granada.
Vuestra presencia en este acto sella, con fraternal abrazo, la
solidaridad de nuestros ideales, cuyo rumbo lo señala el engrandecimiento de
nuestra querida España, engrandecimiento que debemos buscarlo en la elevación
del sentido de lo justo, de lo bueno y de lo bello, al mayor grado de pureza
que nos sea posible, dentro de la escala de lo finito.
*
* *
No es nuevo; no es de ahora el pensamiento de perpetuar en piedra
y bronce nuestra llorada Institución del Justiciazgo. Allá por los años 1868 al
1870, resurgió en esta ciudad la idea de erigir una estatua al último de los
Justicias de Aragón, D. Juan de Lanuza V. Constituyóse, con la protección de su
Ayuntamiento, una Junta encargada de darle forma real y de llevarla á
ejecución. De esa Junta formaron parte, entre otros, los Sres. D. Joaquín
Martón y Gavín, D. Juan Pablo Soler (ya fallecido), D. Agustín Paraiso, D.
Manuel Foncillas, D. Pablo Gil Y Gil, D. Ignacio Andrés y D. Desiderio de la
Escosura (también ya fallecido).
Antes, y con independencia de esta Comisión, el Ayuntamiento de
Zaragoza había realizado trabajos para que los restos del Justicia decapitado
fuesen conservados en sitio conveniente, con objeto de depositarlos en su día
al pie del pedestal que había de sostener la estatua.
Para satisfacción de los buenos aragoneses, he de anunciaros que
hoy descansan esos preciados restos en la iglesia de Santa Isabel, propiedad de
esta Diputación.
Los sucesos desarrollados en aquel período de nuestra historia no
fueron los más oportunos para que aquel pensamiento se tradujese en realidad
plástica, y, aunque de momento parecía abandonado, latía, no obstante, en el corazón de nuestro pueblo el propósito firme de rendir tributo de amor a aquello que tanta fama le dio en el mundo civilizado. De este sentimiento vino
luego a hacerse eco la Diputación de esta provincia.
No era esta la vez primera que la Corporación provincial
interpretaba el sentir popular para con los hombres y las instituciones que,
nacidos en este antiguo solar aragonés, han sido como el faro á cuya luz se han
formado otros hombres y otras instituciones envidiadas hoy por nosotros que
vivifican el espíritu de pueblos que marchan á la cabeza de la civilización.
Fue esta Diputación quien inició y llevó a cabo, con el auxilio
del Estado, el Monumento al esclarecido patricio D. Ramón de Pignatelli, fue quien dio a conocer al mundo científico y literario los trabajos de los
cronistas del Reino, de los poetas y de muchos de nuestros escritores más
celebrados; y siempre ha dedicado preferente atención a todo aquello que
constituye lo que podríamos llamar el alma nacional; porque, al obrar de esta
suerte, cree que trabaja por el engrandecimiento de la Patria.
No había, pues, de desmentir, en la ocasión presente, sus
gloriosas tradiciones y aceptó, sin vacilaciones, el pensamiento que ya venía esbozándose desde muchos años atrás, pero dándole más amplitud; convirtiendo el
Monumento a Lanuza en Monumento al Justiciazgo, como expresión más genuina y
completa del amor que este pueblo ha sentido y siente por la Justicia, una de
las virtudes cardinales sobre que descansa la divina creación.
Fue tarea fácil el desarrollo del pensamiento. Vacante en 1887 la
plaza de Arquitecto provincial, acordó anunciar concurso para proveerla,
mediante presentación de un proyecto de Monumento al Justiciazgo que sería
sometido al fallo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y
adjudicarla al autor del que mereciese la primacía de esta docta Corporación.
Elegido, por unánime juicio, el que se levanta ante nuestra vista,
del que es autor el genial Arquitecto D. Félix Navarro Pérez, á quien habéis oído ya, la Diputación quiso asociarse todas las representaciones y fuerzas
vivas de Aragón para acometer y realizar lo que a todo Aragón interesaba.
No hay para qué encarecer la espontaneidad y cariño con que
respondió á este llamamiento.
Congregáronse el día 9 de Octubre de 18 88, en el Palacio provincial,
representantes de las tres Diputaciones aragonesas, de los Ayuntamientos de las
capitales y de gran número de ciudades y pueblos importantes de las tres
provincias; todas las Jerarquías de los órdenes civil, eclesiástico, jurídico y
militar, y representantes de poderosas y acreditadas Corporaciones
particulares; y, con acentuada explosión de entusiasmo, fué aceptado el
pensamiento y se otorgó un voto unánime de confianza a la Diputación
cesaraugustana, para que una Comisión de su seno fuese la encargada de realizar
las obras del proyecto.
No es de este momento señalar las dificultades que esta Comisión
ha tenido que vencer para llevar adelante su cometido. Vencidas, al fin, con la
testarudez propia de nuestro carácter, hemos llegado al término que nos
habíamos propuesto, y justo es consignar que en la obra del Monumento, tanto
los materiales como los trabajos de modelado, fundición, cantería, forja,
esmalte, etc. son genuinamente aragoneses, y que las artes e industrias de
Zaragoza han puesto a contribución sus actividades y aptitudes poco comunes y
muy envidiables, para que aquélla resulte armónica y forme un conjunto bien
compenetrado con la idea que representa. ¡Loor y reconocimiento a maestros y
obreros que con tanto entusiasmo y vehemente sentir, han traducido el
pensamiento capital que el Monumento significa! ¿Loor también al progreso que
esas artes é industrias han alcanzado en esta nuestra querida ciudad!
Cierto es que el Monumento lo erige Aragón para demostrar, á la
faz del mundo, que aquí imperaba ya la Fuerza del Derecho cuando en la Europa
medieval reinaba sólo el Derecho de la Fuerza. Es y será objeto de discusión,
entre historiadores y críticos, el nacimiento del Juzticiazgo. Aragón no puede
entrar, no debe entrar en esas contiendas literarias; bástele saber de ciencia
propia que la Institución vivió y se desarrolló con vida tan espléndida y
brillante que sirvió para modelar instituciones análogas en países extraños y
que hoy nos causan sorprendente admiración y aun mucho de justa envidia. ¿Y
cómo no, si merced a tal Institución, se dirimieron contiendas que, de otra
suerte y por otros procedimientos, habrían hecho derramar ríos de sangre? ¿Cómo
no sentir amor profundo por una Institución que dio la paz interior al Reino y
garantía al ciudadano para que no fuese atropellado en el ejercicio de sus
derechos y para que fuese compelido al cumplimiento de sus deberes?
Aragón tenía contraida una deuda sagrada, cuya satisfacción no
podia dejar en silencio y hoy siente la elegría del que ha realizado su
aspiración.
De esta alegría participáis también vosotros los que ostentáis la representación de las ciudades que, con las de Aragón, constituyeron su Corona
inmarcesible, porque también Cataluña, Valencia y Mallorca fueron testigos y
apreciaron la excelencia y bondad de esa Institución en circunstancias bien
difíciles para todos los regnicolas. Y como todo lo que dignifica á una región,
dignifica, de igual modo, a nuestra gran Madre España, es seguro que nuestros
corazones ahora laten por el solo impulso de engrandecer la Patria querida,
rindiendo culto á nuestras grandezas históricas, para que, bien percatados de
su simbólico valor, dirijamos los rumbos de nuestras actividades hacia aquellos
horizontes que han de conducirnos a la vida de lo justo, de lo bueno y de lo
bello y a la plenitud del desarrollo de las actividades morales, intelectuales
y físicas.
*
* *
Yo os ruego, señores representantes, que llevéis a vuestras
Corporaciones, a vuestros pueblos, el testimonio de sincero afecto que habéis
hecho crecer ostensiblemente en el ánimo de Aragón al solemnizar con vuestra
presencia este acto, y anunciándoles que este noble solar está siempre
dispuesto a contribuir con todas sus fuerzas al brillo y esplendor de España
hasta recabar el puesto que le corresponde en el mundo civilizado.
A vosotros, representantes de las Jerarquías sociales y pueblo,
¿qué os diré que ya no sepáis? Todos somos de casa y cuanto intentara deciros
sería pálido ante lo que mi corazón siente.
A todos os doy la más expresivas gracias por la atención que
habéis dispensado a la Diputación provincial, y, para concluir, voy a dirigiros
un ruego: "Contad a vuestros amigos, a vuestros hijos, a vuestros
hermanos, lo que habéis visto, y contadlo, con tan vivos colores, que penetren
en el alma de los que os escuchen para que, al contemplar este Monumento, no
vean en él más que la encarnación de la Justicia como ley suprema de la
estabilidad del Mundo".
HE
DICHO
Por último, el Gobernador civil, Sr. Planter, dió las gracias á
todos los asistentes al acto, complaciéndose en tener honra de presidirlo.
Redactada que fue el acta de la ceremonia, firmáronla Diputaciones, Municipios, Autoridades, Corporaciones y entidades invitadas,
cuyo documento fue encerrado en cilíndrica caja de plomo, en la que se
depositaron además los periódicos locales del día y un número extraordinario
del Boletín Oficial, conteniendo los nombre de las personas que han
hecho donativos para la erección del Monumento.
La caja se depositó al pie del Monumento, soldada su cerradura.
El regreso de la comitiva hízose con orden perfecto, igualmente
que la ida, presenciando el paso millares de personas.
En la Diputación fueron cortésmente despedidos los invitados,
recibiendo la Comitiva provincial gestora plácemes sin cuento, por lo
brillantemente que ha dado cima a su cometido.
*
* *
En los flancos de la parte alta del pedestal, léense estas
inscripciones en letras fundidas en grandes placas de bronce:
(POESIA
POPULAR)
. . . . . . . . . . . . . . .SOL-BRILLANTE FUÉ - LA -LIBERTAD-UN- TIEMPO, Á - CUYA - LUZ - SE - AGRUPABAN EN - LAS - MÁRGENES - DEL - EBRO LOS - REYES - CON-SUS-CORONAS, LOS - VASALLOS-CON-SUS-FUEROS, LA - NOBLEZA - CON -SUS-TIMBRES Y - TODOS-FORMANDO-UN-CUERPO.
ZAPATA--"LA-CAPILLA-DE-LANUZA"
(JURISPRIDENCIA)
Y - PARA - QUE-NO-SUFRAN-DAÑO
NUESTRAS-LIBERTADES-VELARÁ UN - JUEZ - MEDIO AL - CUAL - SEA - LÍCITO - APELAR DEL-REY-SI-DAÑASE-Á-ALGUIEN Y - RECHAZAR - LAS - INJURIAS SI - TAL - VEZ - LAS - INFIRIESE Á - LA - REPUBLICA
FUEROS-DE-SOBRARBE
|
(HISTORIA)
Lista de los cincuenta Justicias de Aragón, escrita en la placa de bronce de la cara posterior del Monumento.
1 PEDRO JIMÉNEZ (+ 1123)
2 SANCHO FORTUÑON 3 SANCHO GALÍNDEZ 4 LOPE SANZ 5 FORTÚN AZnÄREZ 6 JUAN PELAYO 7 ATÓN SANZ 8 JUAN DÍAZ 9 PEDRO MONIO 10 DÍEZ, Hijo de JUAN DÍEZ 11 PEDROMEDALLA 12 GALINDO GARCÉS 13 SANCHO GARCÉS STA. OLALLA 14 PEDRO FERNÁNDEZ DE CASTRO 15 SANCHO TOVÍA 16 ESTEBAN...(¿BELCHIT?) 17 PEDRO SESSÉ 18 PEDRO PÉREZ TARAZONA 19 JUAN PÉREZ TARAZONA 20 MARTÍN PÉREZ ARTASONA 21 PEDRO MARTÍNEZ ARTASONA I 22 PEDRO SANCHEZ 23 RODRIGO CASTELLEZUELO 24 FORTÚN AHE 25 MARTÍN SAGARRA |
26 PEDRO MARTÍNEZ ARTASONA II
27 JUAN GIL TARÍN 28 JUAN ZAPATA CADRET 29 JIMÉN PÉREZ de SALANOVA 30 SANCHO JIMÉNEZ de AYERBE 31 ESTEBAN GIL TARÍN 32 PELEGRÍN ANZANO 33 PELEGRÍN OBLITAS 34 GARCÍA FERNÁNDEZ de CASTRO 35 GALACIÁN de TARBA 36 JUAN LÓPEZ de SESÉ 37 BLASCO FERNÁNDEZ de HEREDIA 38 DOMINGO CERDÁN 39 JUAN JIMÉNEZ CERDÁN 40 BERENGUER de BARDAJÍ 41 FRANCISCO ZARZUELA 42 MARTÍN DÍAZ de AUX 43 FERRER de LANUZA I 44 JUAN de LANUZA I 45 JUAN de LANUZA II 46 JUAN de LANUZA III 47 LORENZO FERNÁNDEZ HEREDIA 48 FERRER LANUZA II 49 JUAN de LANUZA IV 50 JUAN de LANUZA V (+ 1591) |