Un libro de
LAWRENCE M. KRAUSS, 2017
Título
completo: La historia más grande jamás contada -hasta ahora ¿Por qué estamos
aquí? Título original: The Greatest Story Ever Told –So Far
Editado en Barcelona
y en castellano por: Ediciones del Pasado y Presente S.L (una muestra más del “Espanya
ens roba”, y también de la industria de inspiración monopolística de Cataluña, eliminando desde
hace años a las editoriales de buena parte del Estado)
La
traducción es penosa, si tuviera tiempo y ganas contaría los “de que”. Krauss no escribe literatura, pero es correcto, leí “Historia de un átomo” y me pareció aceptable.
Recomiendo la edición original en inglés, aunque os salgan callos de usar el
diccionario.
Confieso
que leyendo el libro de Krauss he sufrido reacciones y opiniones encontradas,
desde un comienzo interesante y prometedor, hasta una parte intermedia ardua y
que olvida que la divulgación científica la leen tipos que no fueron a la universidad a estudiar Físicas.
Sin embargo, el último tercio eclipsa al segundo –y por desgracia más amplio de la obra-, ofreciéndonos
una disertación amena, emocionante y hasta con sesgos humorísticos de la
investigación más reciente en la Física de Partículas. En resumen: un gran
libro de carácter humanista y filosófico, que acaso requiere conocer que son
las Teorías gauge de antemano.
LAS
TEORÍAS DE GAUGE: La idea subyacente en las teorías de "gauge" es la
existencia de la simetría homónima y, para comprenderla, debemos primero entender
el concepto de simetría. Un ejemplo. Si alteramos la posición de un objeto y,
después de realizado el cambio, no tenemos forma de notarlo, decimos que hay
una simetría asociada a ese cambio y a ese objeto. Una esfera, por ejemplo,
bajo cualquier rotación alrededor de su centro, permanece sin variaciones
aparentes, por lo que afirmamos que la esfera es simétrica frente a rotaciones
arbitrarias. En el caso de un cubo, sólo ciertas rotaciones lo dejan invariante
frente al observador. Simetrías de este tipo tienen una importante aplicación
en las teorías cuánticas de campo utilizadas para describir los fenómenos
fundamentales de la naturaleza. La palabra "gauge" fue utilizada por
primera vez por Weyl en un artículo publicado en 1918 como una traducción libre
del alemán al inglés y su significado es indistintamente: "calibre",
"trocha" o "escala", supone que las leves de la naturaleza
no cambian cuando se modifica la escala ("gauge") en cada punto del
espacio-tiempo. Si bien la invariancia de "gauge" propuesta por Weyl
(cambio de escala) no es la de uso más general, la idea sirvió de base para
otro tipo de modificaciones de variables complejas: en vez de cambiar la escala
se consideran cambios de fase. Si las propiedades físicas no varían bajo
transformaciones de "gauge" arbitrarias en cada punto del espacio y
en cada instante, debe haber claramente alguna conexión entre los extremos de
los intervalos espaciales y temporales. Esta conexión es, precisamente, el
origen de las fuerzas de "gauge"" que, por otro lado se
corresponden perfectamente con las observadas en los experimentos. Algunas de
estas fuerzas se manifiestan en forma macroscópica, como sucede con la fuerza electromagnética y gravitatoria. Otras tienen
un radio de acción tan pequeño que las conocemos por sus manifestaciones
indirectas. Ese es el caso de la fuerza débil (responsable
de la desintegración de algunas partículas elementales) y de la fuerza fuerte (que mantiene unidos a los quarks dentro
de los protones y neutrones, los cuales a su vez forman los núcleos atómicos).
Es una lástima que
la investigación en física de partículas y cosmología en España no merezca ser
nombrada por Krauss, puede que sea injusto, y solo analice los logros realizados
por colegas suyos en USA,
si bien es verdad que tienen 85 Premios
Nobel de Física y nosotros cero. Pero también es cierto que en España hay
nivel, véase a Xavier Barcons (en este blog podéis encontrar la reseña de una
conferencia suya) que es el actual director general del Observatorio Europeo
Austral. O por ejemplo la importante contribución española en el LHC –Gran
Colisionador de Hadrones- del CERN, la Universidad de Zaragoza entre ellos.
Tampoco podemos olvidar, desde una perspectiva aragonesa, al Laboratorio Subterráneo de Canfranc,
dependiente de la Diputación General de Aragón, la Universidad de Zaragoza y el
Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno Español, que trata de
descubrir la Materia Oscura, y que si lo consiguiera, ganarían el Nobel de
inmediato.
El otro
logro que merece destacar por su contribución en un futuro cercano al avance
científico internacional es el
Observatorio Astrofísico de Javalambre en Teruel, que tiene como
objetivo cartografiar el Universo con la cámara de mayor número de píxeles del
mundo hasta 2017 (1.200 millones) La misión principal será realizar un gran mapa
tridimensional del cielo. Es un proyecto promovido por el Gobierno de Aragón
y el central a través del Fondo de Inversiones de Teruel, el presupuesto asciende a 32,9 millones de € para la construcción
de dos telescopios en el Pico del Buitre, a casi 2.000 metros de altitud de la
Sierra de Javalambre.