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martes, 25 de agosto de 2009

Castilla y León: el país de los comuneros.

Monumento en recuerdo de Juan Bravo en Segovia.
El pendón de los comuneros de Salamanca, único vestigio existente de la revolución, se expone en una de las capillas de la Catedral vieja de Salamanca.
Portada del poema épico Los Comuneros, de Luis López Álvarez, musicalizado por el Nuevo Mester de Juglaría en 1976
>«Tú, tierra de Castilla, muy desgraciada y maldita eres al sufrir que un tan noble reino como eres, sea gobernado por quienes no te tienen amor»
Contraportada del maravilloso LP (ahora le llamamos vinilo) y texto de las primeras partes del poema
Viajando por Castilla encontré, sin buscarlo, el rastro antiguo de gentes que dieron su vida por la libertad. A vuela pluma conocía a los míticos comuneros; el sabor de su derrota, que después compartimos; el recuerdo de Villalar persistente; la vieja y entrañable música del Mester, de Agapito Marazuela el maestro dulzainero; de Joaquín Díaz y su constancia; mas no pensaba encontrar traza.
Siempre tuve la sensación de no conocer a los vecinos y de que Madrid no me dejaba ver el bosque. No sabía que el ciprés de Silos escondía miles de sabinas, y que el Tormes chorreaba tanta belleza. Sólo intuía que Poza de la Sal paria lobos o que Salamanca escribía en sangre de toro la cultura. Creía que los sorianos de Zaragoza olvidaban su tierra, y que La Alberca era una leyenda.
Viajando por Castilla la encontré viva, latente todavía. Tan orgullosos de su historia como cualquier otro que alza mucho más la voz. Una tierra hoy partida en cinco comunidades autónomas que hace que la identidad castellana hasta se cuestione. Pero el pasado escrito está y no podrán nunca cambiar, Castilla existirá mientras viva en la memoria el recuerdo de Padilla, Bravo y Maldonado. Porque los pueblos son pueblos mientras guarden un acerbo común indeleble al tiempo, mientras no denigren a sus muertos. Aragón es testigo.

martes, 30 de junio de 2009

MUNDOS NATURALES

Un libro de Tony Hare. Prólogo de Thomas E. Lovejoy. Editorial Blume, 1995

“En el período Neolítico, con el amanecer de la agricultura, nuestra especie inició una tendencia que ha sido la base de nuestro progreso, pero que ahora amenaza con provocar un fracaso.” Texto de Thomas E. Lovejoy (El pasado mes de Enero le concedieron el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento 2008 en Ecología y Biología de la Conservación, ex aequo con William F. Laurance; los dos son científicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales)

“El problema radica en que las especies se multiplican en exceso, lo que produce una descendencia más grande de la que se puede alimentar con los recursos del ambiente.”

“Mientras que la mayoría de los ecosistemas del mundo se hallan en retroceso, los hábitat urbanos seguirán extendiéndose debido a la constante migración de la gente del campo a las ciudades. La urbanización ha ejercido un efecto aún mayor en el mundo que el cultivo agrícola. Aún en fechas tan recientes como 1900, el único país que se podía considerar urbanizado era Gran Bretaña.” (A la sombra de la sabina: En 2009 más de la mitad de la población mundial vive en grandes ciudades)

“La nutria marina ha sido cazada casi hasta la extinción, no únicamente por su piel, sino también por los propios pescadores, quienes la consideraban una amenaza para sus pesquerías. No obstante, su eliminación supone un grave peligro para los bosques submarinos de laminarias. Frente a gran parte de las costas rocosas se encuentran enormes bancos de algas de laminarias, especialmente frente a la costa occidental de Norteamérica; constituyen un hábitat único como base de cría y cultivo de muchas especies de peces. Estas algas constituyen también el hogar de la nutria marina, la cual, a su vez, desempeña un papel especial en su conservación, pues interviene para controlar el número de erizos de mar, cuya voracidad, de otro modo, provocaría la devastación de las laminarias.”

“Durante largo tiempo, las praderas templadas de Norteamérica y Asia, secas, llanas y aparentemente infinitas, fueron consideradas simples extensiones monótonas como los océanos.”

“Sin duda alguna la ganadería ha perjudicado el ecosistema de la pradera, pero la agricultura realmente lo ha devastado. Del total de 101 millones de hectáreas de pradera que se registraban en Norteamérica antes de la llegada de los colonizadores europeos, tan sólo el 3% no se ha llegado a arar nunca.”

No hace más de seis mil años, una gran extensión del este de Norteamérica, Europa y Asia y el lejano Oriente estaba cubierta por un denso e interminable bosque de árboles caducifolios y de coníferas: robles, hayas, nogales, abedules, álamos y pinos….ningún otro ecosistema ha sido maltratado de forma tan salvaje por la actividad humana: los bosques templados han quedado reducidos a una minúscula fracción de su extensión original.”

Hayas en el Moncayo. Foto de A LA SOMBRA DE LA SABINA
“En su estado natural, los bosques cambian continuamente, ya que los árboles viejos caen y se desarrollan los jóvenes, creando un complejo mosaico de masa forestal nueva y vieja.”

Monegros, un viejo bosque de sabinas y pinos, hoy campos de cereal. ¿Dónde está el DESIERTO?
El maquis del Mediterráneo no es un ecosistema natural. Si se protegiese de ovejas y cabras…se regeneraría hasta formar un bosque perenne mediterráneo, que es la comunidad natural de la región.”

Barrancos de la Plana de Zaragoza. Foto de A LA SOMBRA DE LA SABINA
“El potencial de crecimiento arbóreo (del bosque mediterráneo) también se ve restringido a proporciones reducidas, ya que pastores y agricultores producen leña. Además queman periódicamente la vegetación del maquis para mantener los pastos. De forma habitual controlan los incendios para evitar que el maquis se torne impenetrable y permitir que la luz del sol llegue hasta el suelo, lo que favorecerá el crecimiento de nuevos arbustos jóvenes y plantas bajas.”

Retuerta de Pina, Monegros. Una parte de bosque autóctono de Pinus halepensis y Juniperus Thurifera; ocupa hasta donde la roturación no llegó.
“Un factor adicional son los niveles de precipitación. Una lluvia intensa permite la regeneración del bosque. Por otra parte, una precipitación baja reduce al maquis a una comunidad de tipo estepario, con pocos arbustos, dominada por hierbas, gramíneas y bulbosas.”

Cercanías de San Caprasio, Sierra de Alcubierre, Monegros. Un bosque mediterráneo o el maquis salvado por poco.
“Desastres no naturales: En algunos lugares los agricultores han destruido completamente el maquis y sustituido por cereales, viñedos, olivos, frutales o verduras. Aún así si se proporciona el tiempo suficiente, el maquis se regenera sobre tierras de cultivo. Superficies que fueron cultivadas en el pasado (terrazas) pueden verse hoy en día en varias etapas de regeneración.”

Sierra de Alcubierre, Monegros.
A LA SOMBRA DE LA SABINA: Mundos Naturales es un libro de buenas intenciones, con espíritu conservacionista y pasión por la divulgación ecológica, que sin duda se quedó en un intento meritorio. Lo había hojeado ya hace tiempo en la Biblioteca de Aragón y lo volví a encontrar en el escaparate de otra librería que cierra en Zaragoza, desgraciadamente. Es un libro manifiestamente mejorable, le falta un buen pulido y una traducción decente, pero la fotografía es buena y los desplegables son atractivos para visionar en una mesa, en la cama mejor no. Bueno el caso era comenzar a charrar en este post de las sabinas y de los ecosistemas del Valle medio del Ebro (que el nombre del Blog no es de balde) prometo insistir sobre el tema. Por ello pego varias fotos de Monegros, porque al hablar del paisaje monegrino hablamos en escala de la transformación de todo el planeta; estamos ante un ejemplo evidente de como el ser humano es capaz de alterar, casi de forma irreversible, un territorio. Sin embargo el Gobierno de Aragón continua olvidando a los bosques de la Retuerta de Pina, a los de Sierra Alcubierre o la Serreta Negra en Fraga; no parece que corra prisa tomar mediadas legales de protección que los ampare, parece que lo único importante es poder expropiar las tierras de Ontiñena para Gran Scala. Ya les vale.

martes, 18 de noviembre de 2008

EL CAMBIO CLIMÁTICO EN LOS GLACIARES DE LOS PIRINEOS

La agonía de las masas de hielo en el Parque natural Posets-Maladeta
Un libro de Jordi Camins Just
Publicado por BARRABES EDITORIAL (2007)
“Quizás seria conveniente tener en cuenta que a lo largo de los siglos, los seres humanos no nos hemos distinguido especialmente por acertar en las predicciones sobre el futuro, aún en la actualidad y con los evidentes avances de los últimos años, nuestros meteorólogos tienen dificultades para efectuar pronósticos fiables que vayan más allá de un período de unos pocos días.”
“Es innegable que la actividad humana influye de manera negativa en la evolución natural de nuestro planeta y que, utilizando el sentido común, debemos modificar los hábitos de conducta para minimizar nuestra negativa influencia sobre ella y conseguir la imprescindible sostenibilidad, pero no es menos cierto que los fenómenos que desencadena la naturaleza son tan poderosos y nos superan de tal forma que deberíamos reflexionar sobre nuestra insignificancia y presuntuosidad.”
“…en los últimos 2.500 millones de años. La temperatura media del planeta ha oscilado entre los 12º C en los periodos más fríos y los 22º C en los más cálidos. En la actualidad se acerca a los 16º…”
“Las lenguas glaciares de mayor longitud en la vertiente sur de los Pirineos fueron las del río Gállego (valle de Tena), la del valle de Broto(río Ara), que recibía aportaciones de hielo del actual valle de Ordesa (río Arazas) y del valle del Cinca, al que vertían sus hielos los glaciares provenientes de Pineta y Bielsa. Todas ellas alcanzaron longitudes cercanas a los 40 Kilómetros.”
“…hasta 1975 se ha producido un nuevo y muy acusado retroceso de todos los glaciares alpinos y pirenaicos. La lengua de hielo del Mer de Glace retrocedió 850 metros; la del glaciar del Grosser Aletsch, el mayor de los Alpes, retrocedió 400 desde 1957 a 1973 y dos kilómetros y medio, desde 1859.”
“El cuarto informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de la ONU, integrado por más de tres mil expertos de decenas de naciones, atribuye a la responsabilidad humana la mayor parte del incremento medio global de las temperaturas del planeta en el último siglo.”
Uno de esos libros que te regala la familia por navidad con todo el amor del mundo. Uno de esas obras que necesitaron un mayor impulso en el intento. Uno de esos tratados que ganaría en elegancia con más gráficos y mapas. Uno de esos textos donde la fotografía manda, y donde se impone el testimonio a la belleza. Uno de esos volúmenes donde se ven verdades como montañas. Una de esas publicaciones que se deben agradecer a los editores privados. Uno de esos trabajos sistemáticos donde el autor vence al final. Uno de esos temas que las gentes debemos conocer. Una de esas cuestiones que los medios clasifican como relleno de moda. Uno de esos libros que son pruebas y son muy interesantes para los tipos que se dan mal por estas cosas; tipos que curiosean en el saber de los otros, tipos cada vez más raros en Aragón; donde ha vencido la sociedad anodina y borreguil. Pero a pesar de tanto enchufado, pelotas y majadero, a pesar de tanta poltrona en la EXPO del desarrollo sostenible, a pesar de que nos enculan mesas de 180.000 Euros, de tanto Consejero que utiliza la burocracia ecológica como nueva arma de poder, de tanto impresentable que no le afectará la crisis lo más mínimo, a pesar, tal vez a su pesar, el Cambio Climático no es una teoría conspirativa, es una hipótesis que busca culpables y soluciones.
A LA SOMBRA DE LA SABINA cree que para conocer el paisaje futuro hay que conocer el pasado, y que para analizar lo que vemos hay que intuir el proceso que lo formó. La comprensión del Medio Ambiente es la última gran pregunta del pensamiento humano, es la pregunta que cierra el circulo y que sin ella aclarada es imposible contestar las anteriores, las tres anteriores. Los glaciares pirenaicos y su desaparición son un prueba de enjundia que desnivela la balanza; una aportación comprensible que encaja en nuestra escala temporal; hay muchas más. Los ejemplos de cómo el hombre transforma su entorno vienen de viejo, son inherentes a nuestra condición humana y por tanto naturales; pero al parecer muchos no los ven. La historia no recuerda al labrador que rompía el monte a jada ocultándose en la noche; al carbonero que robaba leña para poder comer; a los pastores que no levantaban más que sus ovejas; inconscientes e inocentes por supuesto, al contrario de la maquinaria que solo busca plusvalías en la mentira. Porque ya me duele tanta leyenda urbana sobre la naturaleza, sobre los Monegros, sobre la pretendida estepa aragonesa, sobre las sabinas y la Armada Invencible, sobre nuestro paisaje; pero bueno este alegato lo escribiré otro día.