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lunes, 13 de julio de 2009

UN DÍA DE CÓLERA

Un libro de Arturo Pérez-Reverte
2009, Santillana Ediciones Generales S.L.
Mi agradecimiento a Julio Andrade Cola; porqué siempre aprendo.

“Desde el ventanal de su casa, en el número 15 de la calle de Valverde, esquina a Desengaño, Francisco de Goya y Lucientes, aragonés de sesenta y dos años de edad, miembro de la Academia de San Fernando y pintor de la Real Casa con cincuenta mil reales de renta, lo mira todo con expresión adusta.”

“Para el pueblo español, acostumbrado a la obediencia ciega a la Religión y la Monarquía, un título nobiliario, una sotana o un uniforme son la única referencia posible en momentos de crisis.”

“José Blanco White es hombre atormentado, y a partir de hoy los será más. Hasta hace poco, mientras las tropas francesas se aproximaban a Madrid, llegó a imaginar, como otros de ideas afines, una dulce liberación de las cadenas con las que una monarquía corrupta y una Iglesia todopoderosa maniatan al pueblo supersticioso e ignorante. Hoy ese sueño se desvanece, y Blanco White no sabe qué temer más de las fuerzas que ha visto chocar en las calles: las bayonetas napoleónicas o el cerril fanatismo de sus compatriotas.”

-¿Por qué saliste a luchar, entonces?
El otro inclina un poco el rostro, pensativo, las gotas de lluvia corriéndole por la cara
-Pues no sé, la verdad –concluye-. A lo mejor no me gusta que los mosiús me confundan con uno de esos traidores que les chupan las botas….No permito que se meen en mi cara.”

El 2 de Mayo sigue siendo una fecha políticamente incómoda, como ya lo fue desde el primer momento....Lo único claro para ellos era que las tropas napoleónicas, recibidas al principio con curiosidad –por algunos, incluso, con simpatía-, actuaban como invasoras y no como aliadas, y que la paciencia ante tanto desafuero y arrogancia desbordaba el límite de lo sufrible por aquel pueblo poco culto, extraordinariamente sujeto a la tradición monárquica y religiosa. Su ira era más visceral que ideológica.”

“…el hecho de que, cuando la segunda intervención francesa en España, la de los 100.000 hijos de San Luis venidos para derribar el régimen liberal y la Constitución y reponer el poder absoluto de Fernando VII, el mismo pueblo que quince años antes destripaba ferozmente franceses cubrió de flores y aplausos el camino de los invasores.”

A un tercio del relato literario, a otro de artículo periodístico y a un postrer de expediente policial de lo acontecido; Pérez-Reverte articula un género aún por nombrar, que suscita olores a pólvora y mierda en las tripas. La historia contada a los curiosos no a los estudiosos, la historia narrada radiofónicamente, la intra-historia, la sub-historia, la de la gente con pitera.
Os puedo abreviar el análisis: “De aquellos polvos vienen estos lodos” y bien pudiera ser titulo para hablar del tumultuoso devenir de nuestros tatarabuelos. De un espacio en el tiempo complejo a más no poder, con acontecimientos que se precipitan, se desbordan y se estrellan en el mismo momento de producirse. Dudo que ni mi lejano pariente al cura Ignacio Araso, que vivió los Sitios de Zaragoza, me pudiera explicar semejante enredo. Y Reverte después de poner en tinta lo que pudo pasar recapacita sobre lo que es una nación, o una patria, o algo que los humanos tenemos la fea costumbre de crear de vez en cuando; al fin y al cabo continuamos siendo gregarios de la vieja tribu y no sabemos vivir sin ella. La fatalidad, el destino o la aleatoria matemática genética producen consciencia donde le da la gana, sin saber en que porción del ecosistema antrópico tiene la suerte de ser parida. Pero como la condición de pertenencia no parece ser fácil de arrinconar continuaremos aprendiendo del pasado, de nuestro pasado, del que esta escrito en aminoácidos. Tal vez por ello sigamos siendo rebeldes de pensamiento, buscando libertades y verdades, y sin poder soportar que se nos meen en la cara; como pasó en 1808. Entre tanto nos pondremos a discutir: ¿qué coño es una nación?

domingo, 5 de abril de 2009

LA SOMBRA DEL ÁGUILA

Un relato de ARTURO PÉREZ-REVERTE
Editado por ALFAGUARA, 1993
Una recomendación literaria de Quique; gratitud sincera a mi gurú.

“Había un humo de mil diablos, y nos estrechábamos cada uno contra el hombro del compañero, apretando los dientes y las manos crispadas en torno al fusil con la bayoneta calada. Raas-taca-bum-cling-clang una y otra vez, y nosotros procurando mantener el paso y la formación a pesar de lo que estaba cayendo. Varias filas por delante veíamos el sombrero del capitán García, buen tipo, un chusquero valiente, pequeñajo y duro como la madre que lo parió, de Soria, con aquellas patillas enormes, de boca de hacha, que casi le tapaban la cara. Raas-zaca-bum-cling-clang. Llevaba el sable en alto y de vez en cuando se volvía a gritarnos algo, pero con aquel jaleo no se oía un carajo, mi capitán, lo único que teníamos claro era adónde íbamos y para qué.”

“Y suspiró hondo, dramático, para la posteridad. Donzet siempre lo hacía todo pensando en la posteridad, un auténtico pelmazo que, por otra parte, nunca acertaba un pronóstico. Se escurría el magín durante horas y horas hasta idear una frase lapidaria, y las soltaba, a veces sin venir a cuento, con la secreta esperanza de que alguna terminase figurando en los libros de Historia. Es de justicia consignar que lo consiguió, por fin, tres años más tarde, en Waterloo. Aquello de «Wellington está acabado, Sire. Muy mal se nos tiene que dar», lo dijo él. Fino estratega.”

“Los hay con suerte. En cuanto al príncipe Fernando, el hijo de Carlos IV menudo personaje, Bertrand. Mi mayor venganza tras la guerra de España fue devolvérselo a sus paisanos. ¿No queréis Fernando VII? Pues que os aproveche. ¿Sabe usted, Les Cases, que cuando lo tuve preso en Valençay tardé algún tiempo en averiguar su estatura real porque siempre entraba en mi despacho de rodillas?... Brillante muchacho, el tal Fernando. Creo que lleva fusilada a media España. ¿No gritaban viva las caenas? Pues toma caenas. La joya de la corona, lo llamaba aquel tipo grande y simpaticote, ¿recuerda, Bertrand? Godoy, creo recordar. El que chuleaba a la madre.”

“España. Maldito el día que decidí meterme en semejante berenjenal. Eso ni era guerra ni era nada; una pesadilla es lo que era, con el calor y las moscas y aquellos frailes con canana y pistoleras, y los guerrilleros cazándonos correos en cada vereda, y cuatro baturros con una bota de vino y una guitarra descalabrándome a las tropas imperiales a las puertas de Zaragoza mientras los ingleses sacaban tajada como de costumbre. Cada vez que miro uno de esos grabados del tal Goya me vienen a la memoria aquellos desgraciados con sus ojos de desesperación, engañados por reyes, generales y ministros durante siglos de hambre y miseria, analfabetos e ingobernables, con su orgullo y su furia homicida como único patrimonio. ¡Aquellas navajas, Les Cases, que daba miedo verlas! Mis generales todavía tienen pesadillas en que salen esas navajas donde ponía Viva mi dueño y hacían siete veces clac al abrirse. Esos bárbaros heridos de muerte, cegados por su propia sangre, que aún buscaban a tientas las junturas del peto del coracero para meterle la hoja de dos palmos hasta las cachas y llevárselo por delante, con ellos, al infierno.”

“En España metimos bien la gamba, Bertrand. Cometí el error de darles a esos fulanos lo único que les devuelve su dignidad y su orgullo: un enemigo contra el que unirse, una guerra salvaje, un objeto para desahogar su indignación y su rabia. En Rusia me venció el invierno, pero quien me venció en España fueron aquellos campesinos bajitos y morenos que nos escupían a la cara mientras los fusilábamos. Aquellos hijoputas me llevaron al huerto a base de bien, se lo aseguro. España es un país con muy mala leche.”

Eso los que tuvieron suerte. Otros desaparecieron por las buenas, perdido su rastro para siempre entre los fugitivos, los rezagados y los muertos; cayeron prisioneros o fueron fusilados por los franchutes en los primeros momentos del desastre, cuando aún se intentaba mantener cierta apariencia de disciplina. En cuanto al 326 de Línea, los azares del destino y de la guerra nos impidieron repetir el intento de deserción en los primeros momentos de la retirada. Después, cuando todo empezó a desmoronarse y aquello se convirtió en una merienda de negros, los merodeadores rusos, la caballería cosaca y el odio de la población civil que dejábamos atrás desaconsejaban alejarnos del grueso del ejército. En nuestra misma división, los supervivientes de un batallón italiano que intentó entregarse a los ruskis fueron degollados, desde el comandante al corneta, sin darles tiempo a ofrecer explicaciones, o sea, ni ochichornia tovarich ni espaguettis en vinagre. Italiani degollati. Tutti. Vete a andarle con sutilezas a un cosaco.