domingo, 3 de febrero de 2019

MASON Y DIXON


Una novela de Thomas Pynchon, 1997.

“Ha recibido adiestramiento directamente de quienes persiguieron a Molinos y a sus seguidores, y, en consecuencia, ha jurado destruir a cuantos busquen a Dios sin pasar por Jesús. Los quietistas, como llamaban a los seguidores de Molinos, creían, al igual que ciertos budistas de mi tierra, que el camino más directo hacia la deidad era sentarse en silencio.” (pág. 673)
Reconozco que me agradó leer esta mención a Miguel de Molinos (Muniesa, 30-06-1628/Roma 28-13-1696)  reconozco que me enganchó la portada del ilustrador C.F. Payne, reconozco que es un reto acabar las 958 páginas que el autor ha considerado necesarias, reconozco que todavía no he averiguado el meollo en cuestión, reconozco que el enigmático Pynchon también fue motivo para que me obstinara en concluirla, reconozco que me he perdido, reconozco que varios tramos me los he saltado, reconozco que las aventuras de un astrónomo y un agrimensor del siglo XVIII no necesitan más del 50% del texto, reconozco que Pynchon es un gran escritor, reconozco que es literatura en estado puro, reconozco que por momentos me recordó al Ulises de James Joyce (qué lo  terminaré antes de morir)

La vida real de Charles Mason y Jeremiah Dixon no es necesariamente merecedora de una novela, aunque sean hombres del siglo de las luces, de una época inquietante que desembocó en la revolución de las trece colonias y posteriormente en la francesa, en el reconocimiento de la libertad individual, los derechos del hombre, y la instauración de la república como forma de gobierno menos perjudicial para la mayoría de los individuos.  A Mason y Dixon los recuerda la Historia por el trabajo que se les encomendó, es decir: amojonar la frontera entre las colonias británicas de Maryland, Virginia Occidental, Delaware y Pennsylvania, que posteriormente, en el siglo XIX, delimitaron los estados esclavistas y los abolicionistas (aunque Delaware permaneció esclavista, y actualmente es un paraíso fiscal, recordado estos días por ser donde se radica la nefasta CABIFY)

Pynchon es un gran escritor, famoso, también, por su vida misteriosa y negarse a que aparezca su imagen en cualquier tipo de acto, salvo en Los Simpson, claro que con una bolsa de papel en la cabeza. Pynchon colaboró con los guionistas, por supuesto no en persona, y escribió algunos de los chistes de su personaje, también se negó a llamar “gilipollas” a Homer, y escribió: "Lo siento, chicos. Homer es mi modelo a seguir y no puedo hablar mal de él". Solo por esa observación merece ser leído, y hasta incluso el Nobel.