domingo, 1 de diciembre de 2013

Breaking Bad -Volverse malo-


Mi hija me recomendó que viera Breaking Bad, reconozco que dudé de su gusto, pensaba que no podía ser gran cosa, acababa de ver entera THE WIRE, a la que había llegado sabiendo de ante mano que era una serie de culto, que era de esas obras maestras aclamadas después de un tiempo, que no llegó a alcanzar gran éxito comercial y que por eso mismo se asemeja más a un exquisito bocado que a una comida pantagruélica. Sabía que Breaking Bad había recibido un buen capazo de premios, que en determinados ambientes, los universitarios por ejemplo donde deambula mi hija, tenía gran predicamento. Sabía que la emitió  ARAGÓN TELEVISIÓN los jueves a la 1:30 de la madrugada –Bravo por los programadores, seguid con las jotas, las vaquillas y el peloteo a Belloch, Rudi y  Biel, a ver si hay suerte y os pasa como a los de CANAL NOU- y no completa, al menos las últimas temporadas. Me sonaba la cara del protagonista, por la serie MALCOM IN THE MIDDLE, por ARGO y alguna otra película más. En resumen no esperaba nada de otro mundo, después de THE WIRE y de los elegíos de Vargas Llosa ¿Qué se puede pedir más en una serie de TV?

Vimos juntos los primeros  3 episodios, a ella no pareció entusiasmarle una trama con el desierto de fondo, la droga, la mentira, las relaciones límites, el borde del precipicio en cada episodio, Kafka en su más pura esencia. Yo venía de ver Dickens, porqué THE WIRE es simplemente Dickens, pero en la segunda y tercera temporada el mundo kafkiano de Walter White se transforma en algo más profundo, más inquietante, más paradójico. Te comienzas a preguntar por la sensatez de sus actos, si son correctos o no lo son; crees entender la incomprensión de su esposa, aunque no la compartas; observas la obcecación de su cuñado policía; te revuelve el estomago la estupidez de la droga; el niño asesino; la muerte por un vómito; la cotidianidad enmascarada. Es todo un cúmulo de escalofríos recurrentes que acaban mellando la asepsia del espectador para transformarte en un cómplice más de la trama. Acabas preguntándote por la maldita intención de los putos guionistas, por el morboso laberinto de Vince Gilligan.

La prueba del algodón para una historia de ficción es que sea capaz de crear empatía hacia los personajes, o de crear odio, da igual, lo que sea, que contemples con emoción el discurrir del cuento, de la leyenda, de la novela. Tu comportamiento ante ese discurrir de los hechos dependerá de tus propias justificaciones internas ¿Qué habrías hecho en su lugar? ¿Cómo reaccionarías sabiendo que tienes un cáncer terminal?

En el fondo surge el viejo dilema: ¿El fin justifica los medios? Y aquí entramos en lo que subyace en una aparente serie de televisión creada para pasar el rato, son los temas transcendentes que se disimulan con la dosis justa de acción para contentar al espectador poco exigente. Es el paso de Kafka a Shakespeare o a Cervantes, donde el bien y el mal pelean, donde la cordura y la locura van de la mano, donde el Quijote, Sancho, Hamlet o Macbeth se confunden, donde las formas son solo formas y el mensaje se encuentra en tu interior, donde las lecturas se bifurcan y bifurcan, como en EL PADRINO, como en 2001, como en DERSU UZALA o el SÉPTIMO SELLO.


Mi lectura de los personajes, tan valida como cualquier otra:
-Walter White: Podría haber sido el protagonista de América o  de El Castillo de Kafka. Vive en un círculo cerrado por él mismo, donde conscientemente quiere salir y su psique no. Al principio pensé que Bryan Cranson no encajaba en el papel de un profesor de química amargado y  enfermo de cáncer, con un hijo disminuido y su mujer embarazada a una edad desaconsejable, obviamente es otro ¡Zas en toda la boca! de los creadores. Su personalidad se balancea entre un tremendo orgullo y unas desmedidas ganas de escapar de la mediocridad y el fracaso. ¿Quién no se siente menospreciado por las circunstancias? ¿Quién no cree que está insuficientemente  valorado por sus jefes, por la familia, por la sociedad? Tal vez haya un porcentaje de millonarios sin escrúpulos, de políticos corruptos en blanco o en negro, de periodistas deshonestos, de famosos no sé por qué, que piense que la vida hizo justicia con ellos, aunque seguramente para esta calaña todo es poco. Los demás somos gente corriente que solo soñamos. WW es capaz de asumir su muerte como un hecho tan natural como la vida, con una visión científica e higiénica, pero no puede soportar la responsabilidad de una familia que le sobreviva.

–Jesse Pinkman : Un cobarde con suerte y miramientos, inverosímil en la realidad del negocio del tráfico de drogas en la frontera entre México y USA donde la muerte por arma de fuego es muerte natural.   Aaron Paul exprime un personaje melifluo y enigmático, saca partido a la indefinición de la juventud y la desesperación sin causas aparentes, es la sinrazón de un yonqui.

–Skyler White: Tal vez el personaje más verosímil de la serie. Estoy seguro de conocer a una persona que reaccionaria de forma similar frente a acontecimientos vitales tan traumáticos, aunque: ¿quién sabe cómo puedes reaccionar ante el incendio de un cine si nunca te ha ocurrido? Anna Gunn le da al personaje una solidez asombrosa, su imagen elegante, bella, rígida, inamovible en sus conceptos. Una gran actriz.

-Hank Schrader: Es el típico gracioso sin gracia, típico engreído con éxito laboral sin merecerlo, típico ególatra incapaz de bajarse del burro, típico cuñado que pasa del amor al odio. Es creíble en su papel de policía que siempre llega tarde, y que por una vez resuelve un caso y no solo certifica una muerte. Dean Norris pasa de recibir patadas en la boca de Chuck Norris a interpretar al partener del malo, porque no hay un gran malo sin un gran bueno, o eso al menos es lo que siempre nos hicieron creer.

–Walter White Jr: Un personaje condicionado por la circunstancias del propio actor, hacen que su papel resulte vacío y poco importante en la historia, aunque su reacción final de odio ante su ídolo caído sea totalmente comprensible. Podían haberle sacado más jugo.


–Marie Schrader: Una ladrona mentirosa que encuentra en el odio la terapia de su desequilibrio. El personaje no tiene mucho más recorrido.  

-El resto de los personajes, aunque muy logrados, son mucho más planos, no tienen la hondura dramática de los 5 principales. No cabe duda que Saul Goodman (Bob Odenkirk) es para otra serie melodramática de calidad, que Gustavo Fring (Giancarlo Esposito) resulta un malo arquetípico que lo borda; que Mike Ehrmantraut (Jonathan Banks)  tiene una imagen de tipo duro inmejorable, o Tuco Salamanca y su tío en la silla de ruedas y con la campana, o los amigos de Jesse, o la prostituta Wendy. Cuando una serie  o una película tienen calidad es que el casting la tiene.

He podido leer, en no sé qué web, que Vince Gilligan y Peter Gould están preparando un Spin-off de Breaking Bad, se titulará “BETTER CALL SAUL” –Mejor llama a Saul- y el protagonista será el abogado Saul Goodman –Bob Odenkirk- se ha hecho público que los guionistas trabajan en una precuela, aunque otros dicen que  podría ser al revés: una secuela. Quiero imaginar que es la  sexta temporada de la serie, y que la vida de los personajes continua, que el inexorable tiempo no  ha parado, que la muerte llegó para algunos y para otros un tiempo de espera, que la supervivencia que dictan nuestros genes sobrepasa con creces a la tristeza, al sonrojo, a la humillación, a la mala hostia, al odio, porque el ser humano es una máquina para perpetuarse y la familia es el proceso evolutivo que lo condiciona.
Imagino a Skyler, 10 años después, recibiendo a su hija al volver del colegio, siempre con una copa de más, demacrada, gorda, con esos ojos verdes devastadores que cada vez lo son menos, disimulando sus depresiones y su adicción a las pastillas.  Cuida, también, de su hijo Walter Junior,  que va perdiendo movilidad demasiado deprisa y ahora anda en una silla de ruedas.  Sin otro recurso, viven de una beca que les ha concedido Gray Matter Technologies –Materia Gris-, y si ambos recuerdan a Walter se lo callan. De vez en cuando aparece por casa su hermana Marie, siempre sola, siempre pidiendo dinero, siempre negando su ludopatía, quejándose de la porquería de paga de viudedad de la DEA, no dice que  se la gasta en las tragaperras de un casino indio, y que su último novio le duro tres semanas.
En resumen: una serie extraordinaria que pasará a la historia de la ficción televisiva.
En resumen: una buenísima  película de más de 50 horas.