martes, 10 de julio de 2018

Séptima víctima del Tranvía de Zaragoza.


Son ya siete el número de fallecidos provocados por el tranvía desde su funesta inauguración en el año 2010.  
Belloch, PSOE, CHA, IU aplaudieron; PP y PAR miraron para otro lado (en el poder hubieran hecho lo mismo) Podemos y Ciudadanos al sol que más calienta, como en tantas otras cosas.
En los últimos 13 meses son ya 4 los muertos. Un invento de finales del siglo XIX que no frena, sí, digo bien, del siglo XIX; que nos vendieron como si estuviese recién sacado del horno de Silicon Valley. Y lo que es peor: los zaragozanos lo compraron, igual que a Tony Leblanc las estampitas.

Nadie miró costes reales, ni comparó precios, ni se informó sobre el granito de importación, o las marquesinas de diseño, tampoco por las comisiones, ni por la desarticulación de una ciudad, o las subvenciones perpetuas y las hipotecas futuras, menos aún por los accidentes y las preferencias tan absolutas que hasta las ambulancias deben parar, o por las frecuentes averías y la incomodidad y el ruido a los vecinos, y en absoluto por el atasco intencionado.  
 ¿Cuántos muertos necesitamos?