El último pasquín libre de Aragón ____Un blog de opinión que pretende pensar por sí mismo y con sentido crítico ____Añádase un quintal de escepticismo y arrobas de observación ____ Donde hay duda hay libertad ___ Este blog no está declarado bien de interés cultural ___ A continuación exhibición de ganado vacuno ___ No puedo decir que no estoy en desacuerdo contigo ___ Todo el mundo tiene un graduado escolar y los políticos zaragozanos una etiqueta de anís del mono ___ Buenas noches Clarice.
miércoles, 27 de mayo de 2020
domingo, 3 de mayo de 2020
A orichinal novela histórica d'a qual toz o mundo charra.
La original novela histórica de la que todo el mundo habla.
UNO DE LOS FRAGMENTOS EN LENGUA ARAGONESA, PÁG. 284-285=
— ¿Antonio
Pérez…? A
ixe no le ebaz mencionau (¿Antonio
Pérez…? A ese no le habíais mentado.)
—Es
nuestro caudillo. Se enfrentó al Rey y pidió amparo a los Fueros de Aragón,
pero el Santo Oficio los desdeñó e intentó prenderlo en su castillo y
fracasaron, no esperaban que el pueblo lo rescatara de sus garras. En
recompensa el tirano envió un gran ejército a conquistarnos. Las leyes son
papel mojado delante de los cañones.
—
¿No sabebaz ixo? (¿No sabíais eso?)
—Creíamos
y aún creemos en la libertad, señora. También que la ciencia nos la dará.
—
¿Ixo ye una creyencia u una certidumbre? (¿Eso es una creencia o una
certidumbre?)
—Son
los hechos demostrables, señora mía.
—No femos de tener o mesmo Dios, me temo.
(No debemos tener el mismo Dios, me temo)
—Solo
hay un Dios, si hubiera más, sería del todo imposible explicar su existencia.
—Tos confundís siñor, no se puede charrar o
que no tiene explicación. O mío maríu
las buscaba, ansiaba plegar a o estau espiritual prefeuto, quereba alufrar al “Ser Supremo”, “como una mota de polvo suspendida en la nada”, me deciba muitas vegadas, y por ixo lo
matoron, por no fer cosa. (Os equivocáis caballero, no se puede explicar lo
que no tiene explicación. Mi
marido las buscaba, ansiaba llegar al estado espiritual perfecto, quería
contemplar al Ser Supremo, como una mota de polvo suspendida en la nada, me
decía muchas veces, y por eso lo mataron, por no hacer nada.)
Boquiabierto.
Jayme contiene sus objeciones y la extrañeza, ofuscado, pues quién espera
semejante respuesta de una mujer que ni habla castellano. Tolera el argumento,
condescendiente como debe de ser en un letrado, convencido de argüir razones y
de ensayos que hicieron otros; ante una viuda que porta andrajos, que vive en
la barbarie, alejada de civilizaciones y poderes, haciendo carboneras en
verano, aceites del enebro, cepos todo el año, ungüentos, semillas de helechos,
sanaciones si es el caso. En la mente del hijo del librero algo se escapa, sin
saber leer sabe la condenada; recapacita y mesa los vellos mal dispuestos del
bigote y alcanza que tal vez, esa mujer arcana, en su soledad haya hurgando en
sí misma tanto como los grandes pensadores y por eso dispone de certezas.
La
dueña de la choza tiró la máscara y mostró su condición. Ahora saca las
frituras del fuego y sirve a Jayme en las tablas que hacen de mesa, y sonríe
ignorante de la sensualidad que emana. El estudiante contempla su pelo
maltrecho y absurdo, su semblante oscuro como el bosque que la rodea, sus
piernas largas entre las sayas recias, la tentación del talle, sus nalgas
sinuosas; Ganareo recuerda el burdel de Pau, pero ésta no es mujer puta, es
recatada, aunque él le mirara los pechos cuando se agachaba a recoger alguna
cosa que sus hijos tiraban al suelo.
— M'acusan
d'estar bruxa, y de fer que as mullers escañuten. Por ixo vivo desterrada. (Me acusan de ser bruja, y de hacer que
las mujeres ladren. Por eso vivo desterrada.)
—La
ignorancia es el más común de los males. Antes os decía que la ciencia todo lo
explica, pero vos no sabéis de ella, no sabéis de Salamanca ni de Lovaina, y
sin embargo domináis muchas artes, más que algunos doctores que medio matan a
los reyes con sangrías. Y además veo que sabéis de lo imperceptible.
—Pus ya veyez… en o lugar me chiran a cara,
si s'amanan a yo ye ta propasarse, y os críos me tiran piedras y me claman
bruxa porque le l'habrán sentiu a os suyos mayors. (Pues ya veis… en el
pueblo me giran la cara, si se acercan a mí es para propasarse, y los críos me
tiran piedras y me llaman bruja porque se lo habrán oído a sus mayores.)
—Tendríais
que haber vuelto a matrimoniar.
—
¿Con quí…?, ¿con bel soniador como vos?
(¿Con quién…?, ¿con algún soñador como vos?)
—Los
soñadores levantamos catedrales… yo quiero levantar una máquina que piensa.
— ¿Ta qué quiere un choben como tú una
máquina que piensa? (¿Para qué quiere un joven como tú una máquina que
piensa?)
—Para
conquistar el poder.
—Ta ixo o que demandas son oro, plata,
cañones, arcabuces, plomo y pólvora. O poder y a razón son d'os vencedors.
(Para eso lo que necesitas son oro, plata, cañones, arcabuces, plomo y pólvora.
El poder y la razón son de los vencedores.)
—Eso
ya lo sé.
—
¿Y ixa máquina mincha?, ¿u cal dar-le
cuerda toz os díyas? (¿Y esa máquina come?, ¿o hay que darle cuerda todos
los días?)
—Me
faltan partes, pero todo está en mi cabeza, y os puedo decir que comerá leña y
agua.
—
¿Qué demanda una máquina ta estar
persona? (¿Qué necesita una máquina para ser persona?)
—He
pensado mucho sobre eso. Incluso ensueño que pueda hablar con ella.
—Yo no eba pensau nunca cosa pareixiu, pero
sé quál ye a diferencia entre nusatros y os animals. (Yo no había pensado
nunca nada parecido, pero sé cuál es la diferencia entre nosotros y los
animales.)
—Hay
muchas.
—Mentíz. Solamen bi-ha una. Pero no tos la
diré. (Mentís. Solo hay una. Pero no os la diré.)
Será
un desplante para salir del brete, cavila Jayme, la naturaleza no da tantas
respuestas a la gente plebeya; más quisiera creer que es una insinuación, una
señal de apruebo. Toma entonces la decisión de inclinarse hacia ella, percibir
de cerca sus olores a hollín, a cuadra y a pollino, arriesgarse a rozar sus
senos y palpar sus nalgas; justo entonces suenan pasos en la puerta y las
divagaciones del estudiante se diluyen.
La mujer levanta la tranca que sirve de pestillo y flexiona los cueros
que hacen de bisagras; sus hijos vuelven triunfantes con un conejo que cayó en
el lazo, sin mediar palabra se lo muestran a Ganareo diciendo con un gesto:
mira que hombres somos y como cuidamos a nuestra madre.
El
que parece el mayor de los gemelos le dice a Ganareo:
—Emos sentiu tiros en a bal. (Hemos oído
tiros en el valle.)
—
¿Tiros…? Eso es que nos atacan…
—Tranquilo, vos no ganasez a guerra —dice
la madre. (Tranquilo, vos no ganareis la guerra.)
—Sois
muy gentil… con gusto me quedaría… Debéis decirme que os debo por vuestra
cataplasma y por el hospedaje.
—Ya ye saldada a vuestra deuda. Cuan encara
adormibaz tornó o siñor que tos trayió con ixos de Sallén y me dio unos dinérs.
(Ya está saldada vuestra deuda. Cuando todavía dormíais regresó el caballero
que os trajo con esos de Sallén y me
dio unos dineros.)
—
¿Era don Martín?
—No dio o suyo nombre, ni yo le demandé,
trayeba prisas. Yera un soldau achugo, pero alterau, ansioso, con o megollo
truncado. (No dio su nombre, ni yo le pregunté, traía prisas. Era un
soldado apuesto, pero alterado, ansioso, con la sustancia truncada.)
—
¿Cómo sabéis eso…?
—Cuan me dio os dinérs me tocó a man y le
sentí o pulso. Vos no me creyerez… soz d'ixos… pero sabez que beyié a suya
muerte… una muerte fata. (Cuando me dio las monedas me tocó la mano y le
noté el pulso. Vos no me creeréis… sois de esos… pero sabed que vi su muerte…
una muerte necia.)
—
¿No morirá en batalla como un héroe?
—No pas. Será una muerte fata y por manguces.
(No. Será una muerte absurda y por traidores.)
—Si
vos lo decís… así será.
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