domingo, 15 de febrero de 2009

EL TUFO


“El tufillo que se va desprendiendo de la Plaza del Pilar nos empieza a recordar la tufarada que salía de la Casa Consistorial en los años de plomo del socialismo zaragozano. Una pestilencia, pues, conocida y recordada por aquellos que la vivimos y que ahora, en manos de los artistas actuales la devuelven a escena en un increíble "remake" de los viejos tiempos de soberbia y chanchullo. Pero la memoria hace que todo vuelva a su ser y facilita sin duda la comprensión de la pestilencia cuando se hace evidente que los actuales artistas no son nuevos, ¡que va!, ¡si son aquellos mismos! ¡Oh, que horror! La única diferencia es que algunos, entonces, no eran los cabeceras de cartel sino roscas de la fontanería, corchos remozados con nuevos pelos, nuevos trajes, botox en los labios y unos buenos masteres en el lío de la verbena ladrillera. En los gloriosos tiempos del plúmbeo ejercicio de aquel poder, un maestro, Nietovarich, ya nos enseñó que si se quería invertir mil, anunciaba dos mil. Todo el mundo se llevaba las manos a la cabeza, la oposición rechinaba y él bajaba la cota a 1.500 ¡pero aún era mucho! Se negociaba y se quedaba la cosa en 1.250, con lo cual todos ganaban. El poder por comprensivo y la oposición por creer que había doblado el brazo del farolero. Pues bien, ahora ni eso. El Gobierno municipal, socialista con un insignificante toque regional, presenta un borrador de presupuestos sin la más mínima concesión a las partidas sociales y de juventud ¡Ni siquiera apuntan un cuartillo a su condición de partido zurdo! ¡A cero! ¿Para qué? Para que el chico de los recados de IU remolonee y les saque cuatro duros a cuenta del erario público para apalancar media docena de liberados que tienen frío en la calle. Ni siquiera se ejercita el "fair play" de la hipocresía política que tan buenos resultados da para el apaciguamiento de las conciencias ¿Para qué si se saben dueños de la caja, la prebenda, los medios y las voluntades? ¿Para qué si saben que el público no tiene puentes de llegada ni capacidad de convocatoria para abandonar el Circo?” -EL POLLO URBANO-Feb’09 http://www.elpollourbano.net/

El primer día dijo Juan Alberto: “Naveguen los barcos por el Ebro”. Y el río y su fondo lo impedían. Y dijo Juan Alberto: “draguemos el río”. Y los ecologistas, y la Unión Europea lo impedían. Y dijo Juan Alberto: “Que lo draguen igualmente“. Y se hizo su palabra hecho y el río se dragó y los barcos siguieron sin navegar. Y dijo Juan Alberto: “Que les paguen a las concesionarias de los barcos”. Y una lluvia de dineros cayó sobre las concesionarias mientras sus barcos se trasladaban a otros lares. Al segundo día dijo Juan Alberto: “La macrobandera de España ondeará enhiesta en el culo del Justicia de Aragón, en la plaza Aragón”. Y aunque hubo quien protestó dijo Juan Alberto: “Son unos indios folklóricos”. Y dicho y hecho, la bandera ondeó, y no contento Juan Alberto dijo más: “Me quiten unas cuantas más de banderas de Aragón y me pongan un par más de España”. Y las banderas se hicieron y ondearon. El tercer día dijo Juan Alberto: “Hagamos un despacho para que el alcalde perciba la luz de Dios”. Y el desfase presupuestario permitió que dos minipisos se unieran y crearan un despacho habitable. A su imagen y semejanza los creó. Despacho y rosetón los creó. Y Juan Alberto se hizo persona mortal y habitó entre nosotros. O un poco más alto que nosotros, para poder mirar por el rosetón. El cuarto día, que pareció el primero, Juan Alberto confirmó su voluntad. Separó a los buenos de los malos, a los laicos, de los infieles, a los católicos de los pecadores. Y su voz retumbó como el trueno: “Mientras yo sea alcalde, aquí no se retira ni un crucifijo“. Y los inicuos temblaron en sus escaños y los pecadores se escondieron del trueno. Y el crucifijo permaneció inalterable rigiendo los destinos de los zaragocíes. Al quinto día dijo Juan Alberto: “Que los inicuos permanezcan escondidos y que todos los demás rindan homenaje a Dios”. Y entonces un rayo de fuego dictó los reglamentos de la ciudad de Zaragoza, obligando a los concejales a participar en los actos religiosos. Al sexto día, y digo bien, el sexto, Juan Alberto decidió que todo eso no bastaba. Su nombre, y el nombre de sus hijos, y el de los hijos de los hijos de sus hijos, debía ser recordado por algo más. Y pensó Juan Alberto: “Quitemos el nombre de un franquista para poner a otro, que además, es capillicas y santo”. Y dicho y hecho, por obra y gracia de su mano se creó, por gracia y obra suya se cambió General Sueiro por San José María Escrivá de Balaguer. Y aunque todas las calles se cambiaron por consenso Juan Alberto impuso su ley en esta y San José María tendrá su calle en Zaragoza. Alambrado sea. Y vio Juan Alberto todo lo que había hecho y vio que era bueno, o al menos, que si los inicuos lo criticaban, sería bueno. Y satisfecho dijo Juan Alberto: “Al séptimo día Dios descansó, pero yo no se lo que hacer”. Y vio que lo que pensaba era bueno y siguió meditando. Y los inicuos y el resto de ciudadanos de Zaragoza también pensaron: “Que descanse, por dios, que descanse”. PURNAS- http://www.purnas.com/

El prócer de la democracia El consenso, una expresión que Belloch utiliza según le conviene, está basado en la adopción de acuerdos. La decisión retrógrada y unilateral de Belloch de imponer el nombre del fundador del Opus Dei para sustituir al de un general golpista supone no solo despreciar el trabajo de varios meses de una Comisión conformada por todos los grupos políticos sino también insultar y menospreciar a sus propios compañeros del partido socialista. El consenso, una expresión que este alcalde utiliza según le conviene, está basado en la adopción de acuerdos que garanticen el beneficio de la colectividad aunque cada parte no llegue a cumplir todos sus objetivos. Si hay una comisión municipal que ha venido trabajando de forma callada durante meses, y que ha conseguido llegar a una lista en la cual cada partido político consiente que los nombrados puedan representar a toda una ciudad, ¿a qué viene que un alcalde, demasiado acostumbrado a las alcaldadas, lo rompa? Los que nos sentimos de izquierda, progresistas, independientemente del partido en el que militemos, compartimos unos valores que defienden por encima de todo las libertades individuales en un estado aconfesional y laico. Valores que reconocimos en algunos de nuestros compañeros socialistas de corporación en el pasado mandato, pero no en todos. Como hemos visto estos días, los hay que salen a defender con más o menos vergüenza las ocurrencias del jefe, por aquello de la obediencia debida y el amor al sillón. Pero hay otros que disimulan como pueden la vergüenza que les genera que su alcalde se haya pasado los principios ideológicos por el arco del triunfo. Y lo decimos desde el conocimiento pleno de haber estado compartiendo gobierno y tomando decisiones importantes para la ciudad en un periodo de cuatro años que ya forma parte de la historia. TENEMOS UN gobierno municipal que está acostumbrándose a crear cortinas de humo para ocultar los escándalos de sus actuaciones: hace cuatro meses, las sillas de diseño italiano a 3.500 euros la unidad, dieron paso a decretos de austeridad en el gasto que son pura mentira. Hace dos meses, la languidez y la inactividad en la gestión municipal dieron paso a la contratación de más. Hace un mes el despilfarro en el mobiliario de los despachos dieron lugar a una jornada de puertas abiertas para que los ciudadanos pudieran ver un decorado de cartón piedra montado para la ocasión en el despacho del seminario. La inmoralidad del despilfarro que vive el alcalde contrasta con las cifras del paro y con la recesión económica que sufren los ciudadanos. En esta ocasión, el nombre del fundador del Opus Dei ha sido una cortina demasiado gruesa. Se han olvidado los gastos, los muebles, las cortinas y las alfombras, pero la decisión del alcalde y su manera de justificarla se ha llevado por delante la dignidad de la ideología y la ética de las gentes de izquierdas (socialistas incluidos). Mucha gente se pregunta porqué cambiar el nombre de las calles cuando a medida que pasa el tiempo se olvida la historia. Precisamente esos nombres son los que tienen que ayudarnos a recordarla. Por eso hay que honrar a quienes contribuyeron al progreso de nuestra sociedad, al bien común, a la defensa de los derechos universales y de la democracia. Y RELEGAR a quienes fueron agentes y cómplices de una dictadura que vulneró los derechos humanos y liquidó nuestra democracia durante cuarenta años. Escrivá de Balaguer fue cómplice de todo esto. ¿Por qué no damos el nombre de la calle a cualquiera de las numerosas personas que lucharon para defender los valores democráticos en esa penosa época? Desde los representantes en el Consejo de Aragón, pasando por Ángel Samblancat y Salanova, Felipe Alaiz de Pablo, Ramón Acín, o las mujeres que han sido Premio Nobel de Medicina como Rita Levi-Montalcini o Gertrude Elion. O ¿por qué no los científicos aragoneses como Odón de Buen o Juan Cabré? La cuestión es que el alcalde Belloch ha vuelto a convertir el consenso en disenso y a un franquista en prócer de la democracia. Porque lo manda él.” JUAN MARTÍN EXPÓSITO14/02/2009

Corte de los milagros, en el París medieval, era una zona junto al mercado, en la que -de día- los miembros del hampa parisina se hacían pasar por discapacitados para pedir limosna y -de noche- recuperaban “milagrosamente” la salud. Esto sirvió como telón de fondo a Víctor Hugo para escribir la extraordinaria novela “Nuestra Señora de París”, en 1831. En 1927, Valle Inclán inició con “La corte de los milagros” la serie del “Ruedo Ibérico”, en la que reflejaba con una visión esperpéntica la Historia de España. Todo esto viene a mi cabeza por el empeño del Alcalde de Zaragoza de instaurar, fiel al esperpento valleinclanesco, una corte grotesca, caricatura de las Cortes del Antiguo Régimen, donde todo milagro es posible. Autoerigido en “Reina-Madre” reina pero no gobierna, gracias a una “camarilla” sin igual. Cuenta con validos: Gimeno y Jerónimo de las Huertas; un adulador -Catalá- que utiliza sus artículos para mostrarle su gran veneración; dispone también de gentes ociosas, como Manuel L. Blasco y colaboradores del PAR; junto con guardianes encargados de controlar a la “plebe” como Becerril y Alonso (IU), además de sus bufones conocidos por todos. Pero es en el ceremonial y en el boato donde el esperpento de Belloch alcanza su cénit, ya que su obsesión por construir una Corte ha convertido la Casa Consistorial en un bazar grotesco y desordenado. Imágenes de santos, esculturas de papas, cuadros diversos de grandes figuras históricas, reyes aragoneses y mitos de las guerras napoleónicas se mezclan con biombos, figurillas de escaso valor, percheros, baratijas, atriles, cerámicas, una bandera rojigualda preconstitucional e innumerables objetos que se agolpan de forma confusa en las vitrinas o en su despacho, como la mesa del siglo XVIII que se ha hecho traer para adornarlo, a juego con el crucifijo. Belloch tiene además una flota imaginaria para la que ha dragado el Ebro, rebajando la solera de un puente medieval y despilfarrado millones de euros. Qué más da que los barcos tengan más calado que el propio cauce. Todo es poco para satisfacer los caprichos de la Reina Madre. Se imagina también como Capitán General de los Ejércitos, por eso subvenciona todo tipo de desfiles militares. Genuflexo ante el Poder de la Iglesia, llena de ósculos el anillo pastoral. Intolerante, como debe ser un Soberano de Antiguo Régimen, afirma sin rubor que, en un Estado aconfesional, el crucifijo presidirá el Salón de Plenos mientras él esté allí; tampoco apoyará la publicidad que no se ajuste a sus creencias y, saltándose el consenso ordena que Escrivá tenga su calle. Pero aquí hay un problema: Belloch tiene mucha Fe, pero le falta moral. Es inmoral que decore, contratando a dedo, un emblema del modernismo con cargo a partidas de Juventud y Acción Social mientras se demora todo lo posible la apertura de equipamientos para juventud y escuelas infantiles. Es inmoral que gasten millones en amueblar el Seminario con mesas, sillas y sillones carísimos. Que anuncie medidas para evitar el derroche y suba los sueldos de sus cargos de confianza (las partidas de retribuciones del Gobierno y eventuales se incrementan en un millón de euros, alcanzando los seis). Es inmoral que se ocupen los sillones del Salón de Plenos para impedir entrar a las entidades sociales a las que luego les espeta que “debían haber madrugado más” (sic). Así es como Belloch ejerce de Soberano Absolutista. Zaragoza no necesita una Corte esperpéntica, casposa y carnavalesca que, parafraseando a Max Estrella en “Luces de Bohemia”, sea la imagen del reflejo que devuelve el espejo cóncavo cuando la realidad se mira en él.JORGE MARQUETA ESCUER, presidente de CHA en Zaragoza
A LA SOMBRA DE LA SABINA: Crucifijos y prebendas. Una bandera gigante en el culo de Lanuza. Viva San José María Escrivá de Balaguer aunque Dios probablemente no existe. Mejor deja de preocuparte y disfruta de la vida, no se puede decir. Medallas al merito de Triviño y el PP. Expo-derroche energético sin conocimiento. Placas en las calles para usar prismáticos. Muebles del seminario a precio especial. Licencias de taxi para los correligionarios de la UGT. Y sólo van dos años PSOE-PAR con el gentil auxilio de IU. Poder sindical absoluto en la policía local, con el beneplácito. Seiscientos cuarenta y ocho millones de Euros de presupuesto ¿mandé? El Arco Iris en Ranillas o la perpetua chapuza zaragozana. Treinta millones en el azud + barquitos + dragados + Messi. Nueva Romareda en la antigua Quinta Julieta. El tranvía cuatrocientos kilos ¡los primeros! Mientras ¡más semáforos¡ ¡más semáforos¡ ¡qué se enteren los del Guinness¡ y reventones ¡más reventones¡ y dando lecciones de ahorro de agua. Los concejales hablan como funcionarios ¿el cargo es a perpetuidad? El provincianismo del PSOE en sus más altas cumbres. ¡Qué continúe el sarao y Expo-nabo¡ Arrobas de poca vergüenza.

Últimas noticias a fecha 16 de febrero de 2009, toque de corneta de los amos de Madrid; el diario pro-gubernamental (siempre que mande el PSOE) titula:
Belloch busca una calle discreta para el fundador del Opus Dei. El alcalde de Zaragoza, el socialista Juan Alberto Belloch, propondrá denominar San José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, a una calle sin vecinos en una zona de expansión de la ciudad. Así, da marcha atrás en su polémica decisión de cambiar el nombre de la céntrica calle del General Sueiro (militar franquista) por el del santo aragonés.