domingo, 21 de septiembre de 2025

LA AUTOIDEOLOGÍA

 


¿Cuál es tu autoubicación como votante?, preguntan ellos.

Y respondo: ¿puede ser esa pregunta una parte de las maniobras necesarias para que votes lo que ellos quieren que votes?

¿Para qué se hacen las encuestas de opinión? Tanto las pagadas por los medios o los partidos, como las de las agencias gubernamentales (el CIS de Tezanos, o cualquier otro) ¿Qué interés tienen?

Y respondo: Solo son un método para escribir el relato de la realidad (cuestión esencial para alcanzar el “Poder”) y es mejor todavía cuando el relato parece ser escrito por uno mismo.

Esa es una de las tácticas, lentas, pero efectivas, y hasta se consigue que partidos ultranacionalistas, como Junts per Catalunya, o PNV (herederos directos de la oligarquía xenófoba, racista y opresora del siglo XIX) pasen como partidos de la “progresía”, y que otros como Bildu (herederos del brazo armado de la banda terrorista ETA) y ERC (sucesores del fascismo catalán de los años 30 del siglo XX) queden impolutos ante el votante desconocedor de la Historia, escaso de sentido crítico y sin capacidad de discernir entre la verdad y la mentira (tal vez el 80%)

Para manipular la realidad no es necesaria la célebre “Inteligencia Artificial” tan en boga últimamente con la intención de hacer caja (que ni es inteligente es el sentido real del término, y todo lo artificial que puede ser cualquier cosa creada por el ser humano, que por supuesto es una creación de la evolución darwiniana) Ese es el logro de Sánchez, Putin, Maduro o Trump, o el de otros tipos de su calaña, abundantes en la política internacional, sin el menor atisbo al escrúpulo y a cualquier justificación ética en la toma de decisiones, todo vale para mandar.

Los estudios estadísticos que se hacen públicos suelen confirmar lo que quiere confirmar el que paga el estudio estadístico (ocurre también sobre otros temas pertenecientes a la “corrección política”,  que los técnicos y científicos claudican pronto ante un buen “plato de lentejas”) Para los politólogos, expertos en demoscopia, y demás gurús de las campañas electorales y del marketing, existe una regla fundamental, la regla de la profecía autocumplida.  

España tiene una escasa tradición democrática, nunca se había votado libremente hasta la Transición (el advenimiento real de un Estado democrático, algo desconocido para algunos) en la II República no se votó libremente, estuvo plagada de irregularidades y violencia, con partidos en procesos revolucionarios, tanto comunistas, anarquistas, o nacional-socialistas, todos recelosos del Estado de Derecho y de una Democracia inequívoca. Y menos en la Primera República y hasta en el Trienio Liberal, ni se les pasaba por la cabeza que pudieran votar las mujeres, ser votante era: la contribución o el sorteo amañado.  

Siempre pensé que la izquierda tenía razón, que la derecha era lo peor, lo malo, lo reaccionario, los enemigos del pueblo, del trabajador, del ciudadano, de la libertad.

Pregunta: ¿Cómo podía saber si eso era verdad?

Repuesta: No lo podía saber y no lo supe, mi pensamiento no era propio, era adquirido a una “fe” que parecía decir la verdad, como todas, y a los que defendían esa “fe” con entusiasmo.

Creo que “la izquierda” representa el avance, la educación, los ideales de la razón, sin embargo, ahora sé que no tiene la exclusiva y que, por desgracia, la prueba es la historia. En ocasiones la autoproclamada “izquierda” es lo contrario a la libertad, a la justicia, a la equidad, a la democracia, y defiende banderas puramente estratégicas, mintiendo y erigiendo héroes a los villanos.

Es curioso que las comunidades donde los ciudadanos se creen más de izquierdas sean las que después voten a partidos más de derechas (los ultranacionalistas vascos y catalanes) es evidente que existe algo que altera el resultado de la ecuación, tal vez los encuestados mientan, tal vez la precepción de lo que es izquierda y derecha no sea algo científico, o tal vez el adoctrinamiento, el sectarismo, el clientelismo, la corrupción, el chovinismo, la manipulación informativa, el amedrentamiento, el populismo, el discurso del reparto de la riqueza, de la igualdad hipotética, de la brecha entre ricos y pobres, de la solidaridad, del buenismo, del miedo a la derechona y al dóberman, hayan vencido.



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