miércoles, 1 de enero de 2025

Adiós fachosfera 2024 - Hola máquina del fango 2025

 Y lo mejor para empezar el año 2025 (por el…) con un post de la tortilla de patata sin un trozo imitando a la vida misma; I’am a Good old rebel y soy un buen viejo rebelde y seguiré siéndolo; y The Electric Light Orchestra con  Jeff Lynne de sexto o séptimo Beatles; y el rey y la reina en un abrazo erótico;  y la Labordeta con Chesús Bernal arengando en mi recuerdo; y una foto con una guapa y Bruce Springsteen de fondo dando envida por no haber estado tan cerca en el Metropolitano; y el cartón de bingo de Pedro Sánchez que le saldrá premiado; y Cervantes y Salamanca a sangre de toro; y la crónica de la muerte anunciada de Alexei Novalni por órdenes de Vladimir Putin; y el Homo Sapiens que cogió el autobús de San Fernando o un ratito a pie y otro andando; y la obra del peluquero de Jorge Azcón en el Vaticano con el Papa Jorge Bergoglio; y el Telescopio Extremadamente Grande o ELT  erigiéndose en el Cerro Armazones; y España era también América en el año 1800; y un mapa de Eurasia y sus lenguas indoeuropeas por si alguien no lo sabía; y el Falcon 9 que pasará a la historia como sinónimo de la reutilización espacial y la transcendencia que implica; y la gente que viaja al espacio en la AX3 con Michael López-Alegría; y la gentuza sin fronteras o la actual ministra de Sanidad que es madre y sindicalista aprovechada; y el mito de la democracia en la II República Española desmoronándose ante los historiadores no sectarios; y la hora punta en el Himalaya o que mal ha hecho Decathlon al alpinismo; y Javier Cercas y la rebelión del pensamiento independiente; y los europeos en la Argentina juntos y no tan revueltos; y la secta que antes llamaban PSOE creando nuevas coincidencias casuales; y la Señal del Rey de Aragón impertérrita en el arco del triunfo del Castel Nouvo en Nápoles; y la verdad histórica sobre España en América; y la otra verdad que no quieren ver los apologistas de Hamás y Hezbollah y los ayatolas de Irán; y confirmamos que las estaciones en 2025 se repetirán como hace millones de años; y la naves Voyager seguirán alejándose de nosotros y seguiré sin ver el prometedor documental It’s Quieter in the Twilight de 2022; y la literatura antes de venta  en un cordel y ahora ni por Amazon; y  los idiomas de Europa como pilar del fervor nacionalista pese a la curiosidad de los que queremos conocer nuestro pasado; y se mantendrá el olvido a esos talibanes que oprimen  a la mujeres y las feministas ignoran; y por el simple hecho del placer de comparar tamaños cuando existe un mismo objetivo; y los libros de papel sucumbiendo ante el paseo fúnebre  de las bibliotecas; aunque dudo mueran las pistas de baloncesto en un patio de colegio y los momentos entrañables con los buenos amigos; ni fenezcan espero los museos; al menos el flamante submarino S-80 seguirá recorriendo el mar Mediterráneo con la bandera de Muniesa en las manos de un bachano; y la NASA pintará de nuevo su logotipo con  Jared Isaacman  en los andamios; y seguiremos dando vueltas a nuestra estrella favorita y nos llevará un poco más lejos en el brazo Orión de la galaxia; y los paisajes de ensueño continuarán cautivando a los humanos; y las patentes sobre Inteligencia Artificial que nos venden los pelmazos de la COPE crecerán a pesar de la imaginación de Kubrick y Clarke y las matemáticas de Alan Turing; y siempre nos quedará el sueño reparador y nostálgico; y la fantasía de Predator con Schwarzenegger y el fallecido Carl Weathers; y el Real Zaragoza en una solapa y el Casademont en la otra; y el S.P.Q.R. en la camiseta de la Roma o en el recuerdo de la Historia; y la esperanza en que la invasión rusa de Ucrania o la guerra ruso-ucraniana acabe de una puta vez, aun dejando tremendas fotos; y las vacas persistirán en su mirada ante los dilemas; y al blanqueo de los hipócritas súmese el supremacismo y los revolucionarios de chalet pijo apoyando al “político sin escrúpulos”, solo por la justificación del problema de los medios y el fin, digamos: por los privilegios que el Poder otorga; y Venezuela bajo la dictadura que vino de unas elecciones democráticas y con Maduro por esa misma regla de tres de “está para quedarse”; y, con perdón, “literalmente … en tu cara”, grita el calvo ese delante de un Matthew McConaughey sorprendido.

















































Y se podía contar de otra manera y sin comas: y es que Zaragoza bulle como nunca antes había bullido según la Natalia Chueca en la máquina del fango de Aragón Televisión y en la radio woke no binaria junto al pesebre del Cambio Climático que también “está para quedarse” y con el Covid que apareció por un fallo calamitoso en un laboratorio de Wuhan financiado por los franceses  y con los trabajadores online y con la fachosfera en búsqueda de los escépticos con principios que escasean al igual que los buenos viejos rebeldes y las pajas o vigas en el ojo ajeno que nublan la vista del poderoso sin importar que ahora nos toque o no nos toque robar con los aldeanos del PNV y el Puigdemont comulgando en la ideología de género de la Costa Oeste y olvidando a los carlistas nuestros de boina y trabuco dirigiendo el omnipresente departamento de tráfico de la ciudad de Zaragoza con las preclaras lumbreras iluminando ese mismo ayuntamiento que desconoce cuándo la bimilenaria urbe alcanzará el millón de habitantes y si será tarde o temprano en las antípodas de los pueblos de Teruel o Muniesa cabalgando su bandera en un submarino S-80 por el mar Mediterráneo y juro o prometo al mismo tiempo que no declinaré por nunca jamás de mi quijotesco hacer frente al desatino y a la Corporación de los toros y las jotas unidos en común con el Sánchez y lo pijos-progres en un abrazo con los frikis de Vox  y el Azcón con su corte de pelo a lo mohicano.

 


lunes, 30 de diciembre de 2024

El Monolito de 2001 era una pirámide.

En la preproducción de 2001: A Space Odissey, (Stanley Kubrick, 1968) el Monolito iba a ser una pirámide, es lo que aparece en “El Centinela” (Arthur C. Clarke, 1951) y se encargó un tetraedro de plexiglás transparente y una altura de 3,7 m, o lo que es lo mismo, un poliedro de triángulos equiláteros con cuatro caras iguales (no confundir con las pirámides de Egipto que tienen cinco caras y la base es un cuadrado) supongo que inspirados en los cinco poliedros perfectos de Platón, tan importantes para Johannes Kepler en su búsqueda por conocer las leyes del movimiento planetario. Lo malo es que aquel tetraedro tenía escasa fotogenia, daba problemas delante de la cámara por la iluminación. A Stanley Kubrick (1928-1999) tampoco le agradaba un cubo o un prisma, tenía dudas y nada le llegaba a convencer, hasta que Anthony Masters (1919-1990) el director artístico advirtió que una losa ortogonal con seis caras rectangulares y de color negro mate producía un buen efecto fotográfico.

2001 fue planeada para ser rodada con película 3-tira-Cinerama imitando la grandilocuencia de “La conquista del Oeste” (co-dirigida por: John Ford, Henry Hathaway, George Marshall y Richard Thorpe, 1962), pero se cambió a Super Panavision 70 que utiliza película de 65 mm, lo habitual era 35, fue una propuesta del supervisor de efectos especiales fotográficos Douglas Trumbull (1942-2022) al parecer tenían problemas de distorsión con el sistema 3-tira.

     El Monolito es un objeto extraterrestre, macizo, de color negro y sin reflejos, con la proporción exacta de 1:4:9 (los cuadrados de 1:2:3)

El primer Monolito aparece hace 4 mll. de años, es descubierto por un clan de australopitecos en África, y de alguna forma no aclarada es capaz de crear la consciencia humana. El Monolito es el responsable del cambio evolutivo que propicia el uso del lenguaje complejo, de herramientas y armas.

El segundo Monolito es encontrado en el cráter Tycho de la Luna el año 1999; y el Dr. Floyd, al intentar tocarlo, produce una potente señal de radio en dirección a las lunas de Júpiter.

El tercer Monolito es descubierto el año 2001 por el astronauta David Bowman en el espacio cercano a Jápeto, la luna de Saturno. Bowman había sobrevivido a la locura de la computadora Hal-9000 en la nave Discovery, este Monolito tiene la misma proporción que los anteriores, pero de dimensiones gigantescas. El astronauta al inspeccionarlo abre una puerta estelar que le lleva en un viaje a través de la galaxia a velocidades inconcebibles, es un agujero de gusano que lo deposita en la habitación de un hotel estilo victoriano, allí Bowman envejece y renace, hasta convertirse en el Niño Estelar que es capaz de detener las guerras.

Más tarde se revela que existen miles de otros monolitos en otras partes de la galaxia.

Los dos Monolitos recuperados y examinados por los humanos son virtualmente indestructibles e impenetrables, resistiendo todos los intentos de analizar su composición o estructura interna.

Los Monolitos son máquinas perfectas, longevas y fiables, capaces de sobrevivir durante millones de años. Son computadoras o están controlados por una computadora, y a la vez son máquinas de Von Neumann (autómatas autorreplicantes capaces de obtener materia y energía para fabricar copias de ellos mismos) En 2061, la conciencia de Dave Bowman, HAL-9000 y el Dr. Floyd se incorporan como programas informáticos al Monolito.

Para la secuencia inicial, conocida como “El amanecer del hombre”, Kubrick encontró un paisaje ideal en el desierto del Namib, pero desistieron de viajar allí, supongo que el motivo sería reducir costes de producción, solo mandaron un equipo a captar tomas. La película sería rodada enteramente en los estudios británicos de la MGM (Metro-Goldwyn-Mayer Studios Inc., fundada en 1924,) en los suburbios de Londres.

En los años 60 se usaba la proyección trasera, una técnica clásica que filma los actores delante de una pantalla traslúcida donde se proyectan los fondos elaborados previamente. Para Kubrick: un sistema deficiente, no alcazaba ni de lejos a la fotografía de “La conquista del Oeste”. La pantalla azul tampoco cumplía sus estándares de calidad. Para lograr la magia del cine frente al espectador, Kubrick eligió la proyección frontal, un método en el cual se proyectan las imágenes pregrabadas en un espejo semitransparente que se refleja sobre una pantalla también reflectante, para ello el proyector se ubica delante y a un lado de la cámara en un ángulo de 90º, y el espejo semitransparente en un ángulo de 45º en relación al proyector y la cámara, de esta forma se evitan las sombras.

Pero no acabaron los problemas, ahora con el equipo de proyección de las imágenes grabadas en Namibia. Las pruebas con un espejo semitransparente de material Scotchlite de 3M (Minnesota Mining and Manufacturing Company, fundada en 1902) no fueron del gusto de Kubrick, y eso que usaban la mejor película para diapositivas, la Ektachrome de Kodak (fundada en 1888) de 4” x 5”, Kubrick decidió que necesitaban el doble de tamaño, 8” x 10”, sin importar que no existiera en el mercado. La solución fue diseñar y fabricar un aparato especial de proyección frontal, entonces y al fin, el director de fotografía John Alcott (1931.1986) pudo rodar la magistral e icónica escena de la historia del cine conocida como “El amanecer el hombre” (2001: A Space Odissey, Stanley Kubrick, 1968).