Gumi era en el antiguo Egipto un gato sagrado
guardián de las gemas, como el ágata; que vivía en una esfinge. Era la mascota
del hijo del faraón Angules.
Vivía
en Giza, muy cerca de las pirámides. Gumi era muy cariñoso, y un día se metió
en una pirámide. Él buscaba el tesoro de los ovillos de lana. Se llevó con él a
una guía, entraron por una gran puerta y atravesaron un túnel iluminado con
antorchas; pero se encontraron con trampas. Gumi se agazapó, pero pronto
recuperó el valor.
Para
no perderse, Gumi pego pegatinas en el suelo. Tenía mucha hambre, pero
encontraron un silo de higos. Gumi no había probado nunca higos, pero le
gustaron. Allí encontraron a Gustavo, el guardián de la pirámide. También era
el gerente de silo de higos. Pero un ídolo gafe les echó una maldición.
Gustavo
les ofreció gambas y una gallina la gallega. Entraron en una galería con una
variada gama de ovillos. Pero antes había que derrotar a un ganso que hace
ganchillo. Le echaron un gel gélido y se quedo helado. Una garza le felicitó
por sus hazañas y les dio una gasa mágica. Como ella tenía gastroenteritis la
enviaron al hospital El Gazapo.
Le
regalaron un garrote que expulsara gas curativo. De repente oyeron el sonido de
un gatillo. Había flechas con gérmenes pero un genio les salvó. Solamente
tenían que dibujar un mapa para poder coger los ovillos. Gumi sabía mucho de
geografía y enseguida una voz generosa y gentil le ofreció un ovillo de oro.
El
guardián cogió otro con su garfio y Gumi le ofreció a la voz un gajo de naranja
y una galleta. La voz se lo agradeció y les abrió una puerta que se comunicara
con un embarcadero lleno de galeones. Gumi y sus amigos se marcharon.
Jorge Valiente
Nota:
Este es el cuento de GUMI. Un maravilloso trabajo de redacción de mi sobrino
preferido, una virguería literaria con sesenta
ges, donde vence la imaginación, la
fantasía y el frenesí de los once años. Un beso colega.
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