El último pasquín libre de Aragón ____Un blog de opinión que pretende pensar por sí mismo y con sentido crítico ____Añádase un quintal de escepticismo y arrobas de observación ____ Donde hay duda hay libertad ___ Este blog no está declarado bien de interés cultural ___ A continuación exhibición de ganado vacuno ___ No puedo decir que no estoy en desacuerdo contigo ___ Todo el mundo tiene un graduado escolar y los políticos zaragozanos una etiqueta de anís del mono ___ Buenas noches Clarice.
miércoles, 27 de mayo de 2020
domingo, 3 de mayo de 2020
A orichinal novela histórica d'a qual toz o mundo charra.
—Es nuestro caudillo. Se enfrentó al Rey y pidió amparo a
los Fueros de Aragón, pero el Santo Oficio los desdeñó e intentó prenderlo en
su castillo y fracasaron, no esperaban que el pueblo lo rescatara de sus
garras. En recompensa el tirano envió un gran ejército a conquistarnos. Las
leyes son papel mojado delante de los cañones.
— ¿No sabebaz ixo? (¿No sabíais eso?)
—Creíamos y aún creemos en la libertad, señora. También que
la ciencia nos la dará.
— ¿Ixo ye
una creyencia u una certidumbre? (¿Eso es una creencia o una certidumbre?)
—Son los hechos demostrables, señora mía.
—No femos de tener o mesmo Dios, me temo. (No debemos tener
el mismo Dios, me temo)
—Solo hay un Dios, si hubiera más, sería del todo imposible
explicar su existencia.
—Tos confundís siñor, no se puede charrar o que no tiene
explicación. O mío maríu las buscaba, ansiaba plegar a o estau espiritual
prefeuto, quereba alufrar al “Ser Supremo”, “como una mota de polvo suspendida
en la nada”, me deciba muitas vegadas, y por ixo lo matoron, por no fer cosa.
(Os equivocáis caballero, no se puede explicar lo que no tiene explicación. Mi
marido las buscaba, ansiaba llegar al estado espiritual perfecto, quería
contemplar al Ser Supremo, como una mota de polvo suspendida en la nada, me
decía muchas veces, y por eso lo mataron, por no hacer nada.)
Boquiabierto. Jayme contiene sus objeciones y la extrañeza,
ofuscado, pues quién espera semejante respuesta de una mujer que ni habla
castellano. Tolera el argumento, condescendiente como debe de ser en un
letrado, convencido de argüir razones y de ensayos que hicieron otros; ante una
viuda que porta andrajos, que vive en la barbarie, alejada de civilizaciones y
poderes, haciendo carboneras en verano, aceites del enebro, cepos todo el año,
ungüentos, semillas de helechos, sanaciones si es el caso. En la mente del hijo
del librero algo se escapa, sin saber leer sabe la condenada; recapacita y mesa
los vellos mal dispuestos del bigote y alcanza que tal vez, esa mujer arcana,
en su soledad haya hurgando en sí misma tanto como los grandes pensadores y por
eso dispone de certezas.
La dueña
de la choza tiró la máscara y mostró su condición. Ahora saca las frituras del
fuego y sirve a Jayme en las tablas que hacen de mesa, y sonríe ignorante de la
sensualidad que emana. El estudiante contempla su pelo maltrecho y absurdo, su
semblante oscuro como el bosque que la rodea, sus piernas largas entre las
sayas recias, la tentación del talle, sus nalgas sinuosas; Ganareo recuerda el
burdel de Pau, pero ésta no es mujer puta, es recatada, aunque él le mirara los
pechos cuando se agachaba a recoger alguna cosa que sus hijos tiraban al suelo.
— M'acusan d'estar bruxa, y de fer que as mullers escañuten.
Por ixo vivo desterrada. (Me acusan de ser bruja, y de hacer que las mujeres
ladren. Por eso vivo desterrada.)
—La ignorancia es el más común de los males. Antes os decía
que la ciencia todo lo explica, pero vos no sabéis de ella, no sabéis de
Salamanca ni de Lovaina, y sin embargo domináis muchas artes, más que algunos
doctores que medio matan a los reyes con sangrías. Y además veo que sabéis de
lo imperceptible.
—Pus ya veyez… en o lugar me chiran a cara, si s'amanan a yo
ye ta propasarse, y os críos me tiran piedras y me claman bruxa porque le
l'habrán sentiu a os suyos mayors. (Pues ya veis… en el pueblo me giran la
cara, si se acercan a mí es para propasarse, y los críos me tiran piedras y me
llaman bruja porque se lo habrán oído a sus mayores.)
—Tendríais que haber vuelto a matrimoniar.
— ¿Con quí…?, ¿con bel soniador como vos? (¿Con quién…?,
¿con algún soñador como vos?)
—Los soñadores levantamos catedrales… yo quiero levantar una
máquina que piensa.
— ¿Ta qué quiere un choben como tú una máquina que piensa?
(¿Para qué quiere un joven como tú una máquina que piensa?)
—Para conquistar el poder.
—Ta ixo o que demandas son oro, plata, cañones, arcabuces,
plomo y pólvora. O poder y a razón son d'os vencedors. (Para eso lo que
necesitas son oro, plata, cañones, arcabuces, plomo y pólvora. El poder y la
razón son de los vencedores.)
—Eso ya lo sé.
— ¿Y ixa máquina mincha?, ¿u cal dar-le cuerda toz os díyas?
(¿Y esa máquina come?, ¿o hay que darle cuerda todos los días?)
—Me faltan partes, pero todo está en mi cabeza, y os puedo
decir que comerá leña y agua.
— ¿Qué demanda una máquina ta estar persona? (¿Qué necesita
una máquina para ser persona?)
—He pensado mucho sobre eso. Incluso ensueño que pueda
hablar con ella.
—Yo no eba pensau nunca cosa pareixiu, pero sé quál ye a
diferencia entre nusatros y os animals. (Yo no había pensado nunca nada
parecido, pero sé cuál es la diferencia entre nosotros y los animales.)
—Hay muchas.
—Mentíz. Solamen bi-ha una. Pero no tos la diré. (Mentís.
Solo hay una. Pero no os la diré.)
Será un desplante para salir del brete, cavila Jayme, la
naturaleza no da tantas respuestas a la gente plebeya; más quisiera creer que
es una insinuación, una señal de apruebo. Toma entonces la decisión de
inclinarse hacia ella, percibir de cerca sus olores a hollín, a cuadra y a
pollino, arriesgarse a rozar sus senos y palpar sus nalgas; justo entonces
suenan pasos en la puerta y las divagaciones del estudiante se diluyen. La mujer levanta la tranca que sirve de pestillo
y flexiona los cueros que hacen de bisagras; sus hijos vuelven triunfantes con
un conejo que cayó en el lazo, sin mediar palabra se lo muestran a Ganareo
diciendo con un gesto: mira que hombres somos y como cuidamos a nuestra
madre.
El que parece el mayor de los gemelos le dice a Ganareo:
—Emos sentiu tiros en a bal. (Hemos oído tiros en el valle.)
— ¿Tiros…? Eso es que nos atacan…
—Tranquilo, vos no ganasez a guerra —dice la madre.
(Tranquilo, vos no ganareis la guerra.)
—Sois muy gentil… con gusto me quedaría… Debéis decirme que
os debo por vuestra cataplasma y por el hospedaje.
—Ya ye saldada a vuestra deuda. Cuan encara adormibaz tornó
o siñor que tos trayió con ixos de Sallén y me dio unos dinérs. (Ya está
saldada vuestra deuda. Cuando todavía dormíais regresó el caballero que os
trajo con esos de Sallén y me dio unos dineros.)
— ¿Era don Martín?
—No dio o suyo nombre, ni yo le demandé, trayeba prisas.
Yera un soldau achugo, pero alterau, ansioso, con o megollo truncado. (No dio
su nombre, ni yo le pregunté, traía prisas. Era un soldado apuesto, pero
alterado, ansioso, con la sustancia truncada.)
— ¿Cómo sabéis eso…?
—Cuan me dio os dinérs me tocó a man y le sentí o pulso. Vos
no me creyerez… soz d'ixos… pero sabez que beyié a suya muerte… una muerte
fata. (Cuando me dio las monedas me tocó la mano y le noté el pulso. Vos no me
creeréis… sois de esos… pero sabed que vi su muerte… una muerte necia.)
— ¿No morirá en batalla como un héroe?
—No pas. Será una muerte fata y por manguces. (No. Será una
muerte absurda y por traidores.)
—Si vos lo decís… así será.