Here Falassarna.
Salimos de Chania e dirección oeste, a la península Grambousa, llegamos después de casi dos horas, aquí son un poco mejor las carreteras. Empezamos a recorrer una pista con inumerables piedras y rocas que nos hacen ir muy despacio, rodeados de cabras que campan a sus anchas por la pista y por los montes, a la izquierda una casi vertical pared de piedra con ausencia total de vegetación, y a la derecha una fuerte caída hacia el mar. Después de media hora de traqueteo y tras pagar un euro por persona llegamos a un parking. Iniciamos una caminata en dirección norte, estamos solo nosotros y las cabras, es un entrenamiento para Samaria.
Volvemos al parking, con sed e intentamos comer algo de pan de pita, queso y jamón York, pero las cabras nos acosan, quieren nuestra comida, una incluso se quiere meter dentro de nuestro coche.
Más tarde descendemos una vertiginosa pendiente de unos quinientos metros hasta la paradisíaca playa de Balos.
Seguimos viaje hacia la playa de Falassarna y pernoctamos.
Here Elafosini.
Comenzamos el que parece un caluroso día en la playa de Falassarna, tabernas diseminadas en la pendiente y al fondo un mar de olivos. La playa está vacía, como abandonada.
Nos dirigimos a las ruinas de la antigua Falassarna, fue una ciudad importante desde el minoico medio, con un importante puerto y destruida por los romanos en el siglo I
Salimos en dirección Elafosini, por una carretera impresentable bordeando la costa, los kilómetros pasan y no encontramos gasolineras, después de un largo rato llegamos Elafosini, donde tampoco hay gasolinera, con el depósito casi vacío vamos al hotel a descansar y luego a la espectacular playa de aguas turquesas, rocas volcánicas negras y arena rojiza, que le aportan unos microorganismos que allí se acumulan.
Elafosini paso a la historia en 1824, en ocupación otomana, cuando en la isla se refugiaban unas setecientas personas a la espera de un barco para llevarlos a las islas jónicas. Un caballo de las tropas turcas, que acampaban en la cercana playa, se adentro en la isla y descubrió a los refugiados que poco después fueron fusilados allí mismo.
En 1907 en las costa de Elafosini náufrago el Imperatrix, treintaiocho personas murieron en un bote salvavidas. Después se construyó un faro, que en la Segunda Guerra Mundial fue destruido por los alemanes.
Descansamos en la noche nublada.
Here Omalos.
Despertamos en Elafonisi con un día nublado, han caído cuatro gotas de barro para ensuciar todavía más el Fiat. Buscamos una gasolinera y la encontramos veinte kilómetros al norte montaña arriba.
Hacemos parada en un diminuto pueblo para tomar un café y un pastel de hojaldre relleno de queso, llueve ligeramente con viento, la sensación es de frío. Nos sorprende una tienda de esculturas con inmensos troncos de retorcidos olivos centenarios. Continuamos viaje hacia al norte por tortuosas carreteras de montaña para descender hacia el sur a la localidad de Sougia. Un pueblo pequeño al borde de una playa pequeña y desierta, restaurantes cerrados, solamente tres o cuatro abiertos, allí desemboca un "gorge" rebosante de cantos rodados y ausente de agua.
El medio día es nuboso y ventoso a la vez y fresco. Comprobamos la parada de taxis, de autobuses y la parada del barco que une diversas localidades costeras, y da salida a Samaria. Es una costa abrupta llena de roquedos como la mayor parte de las costa cretenses.
Nos dirigimos a Omalos cerca de la entrada de la garganta de Samaria, diez grados, viento, nubes y gotas. Tomamos una napolitana de chocolate caliente con café con leche, calentándonos al fuego de la chimenea.
Es posible que mañana esté cerrado Samaria, por el mal tiempo, ya nos pasó en Yellowstone y en Fuji. Cenamos copiosamente dacos, greeke salad, cabra y musaka. Nos invitan a yogurt de cabra con miel y a un chupito de raki.
Mañana sabremos si podemos entrar a Samaria o tenemos que cambiar de planes.