viernes, 30 de noviembre de 2018

Presentación de la novela LA LIBERTAD EN 1591



La Concejalía de Cultura y la Biblioteca Municipal “Miguel de Molinos” del Ayuntamiento de FreeCity te invitan a la presentación de la novela de Miguel Valiente:
La libertad en 1591
Primera entrega de TRILOGÍA DE LA LIBERTAD

Editada en Amazon

Fecha: 24 de mayo de 2091
Hora: 20:00
Lugar: Salón de actos, sector 7G, planta 134, FreeCity, Los Monegros, Aragón, España.
Al finalizar el acto se servirá un vino de Muniesa.
El autor firmará ejemplares, si hace falta.

Una novela histórica desde un futuro cercano.


domingo, 25 de noviembre de 2018

Novela: LA LIBERTAD EN 1591

¿Quién fue don Diego de Heredia?

En la parroquia de San Felipe y en esa plaza, en la casa de don Diego que no es suya, sino la casa de los Ximénez de Embún, acuden apegos y deseos, sinrazones e insurrectos. El recelo mató la somnolencia y desaguó en correr a guarecerse en la suerte que dicen al caudillo le sobra; pues fuera de su presencia afirman que Heredia anda con nigromantes y de ahí le viene, que lee en árabe y que los moriscos le acogen en su fe, y que amparó a un brujo hechicero llamado Francisco Marquina cuando le perseguían, y que una noche de un verano la pasaron conjurando en la ermita de Matamala, cerca del lugar de Quinto, buscando tesoros; al parecer el mago leyó conjuros que provocaron truenos y le dijo donde estaban las riquezas y cavaron hasta encontrar unas tinajas, pero estaban vacías, y don Diego se lo tomó a mal, y Marquina contestó que el tesoro se hallaba más profundo, a unas siete u ocho tallas de persona, y que los encantamientos necesitan jorearse y no tantas prisas. Aun repitieron otra noche más encantamientos entre Velilla y Gelsa, y tiraron de pico y de conjuras a diestro y siniestro, y allí hallaron vasijas con cenizas y carbón, pero Marquina insistía en que tenían que cavar más, y don Diego pleiteó porque solo hacían picar y no veían el oro y la plata prometidos por ningún sitio. Otros cuentan que eso le interesó decir al caballero, y que volvió y halló el tesoro, y ahora lo guarda en una cueva en Bárboles; y esto hasta lo jura alguno, que don Diego de Heredia y Gadea es señor de grandes riquezas, dueño de medio Jalón y de castillos en Fuentes, en Gea, en Alcarrás, en el Perú y en el reino del Preste Juan; y señor de semejante talla escupe en la cara de duques y condes, y en la del mismo rey Felipe si delante lo tuviera, o la reina Isabel de los ingleses y Alejandro Farnesio, o el rey de Navarra que también será de Francia.
— ¡Don Diego, don Diego…! 
— ¿Qué cuentas Miguelico?
— ¡Los jurados están en casa del Virrey!


        

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Libros: LA LIBERTAD EN 1591


Sinopsis

LA LIBERTAD EN 1591

«…también nos llevaron  al Congreso de los Diputados, casi no sabíamos ni para que servía, pero me gustaron las pinturas, las constituciones, y en especial las lápidas en el Salón de Plenos; allí, a la izquierda de la  presidencia, están los nombres de Daoíz, Velarde, Álvarez, Palafox,  Moreno, y Ruiz y Mendoza, son los héroes de la Guerra de la Independencia; y al otro lado los defensores de las libertades en Castilla y Aragón: Juan de Padilla, Juan Bravo, Francisco Maldonado, Juan de Lanuza, Diego de Heredia y Juan de Luna.»

¿Quiénes fueron don Diego de Heredia y don Juan de Luna? ¿Por qué sus nombres aparecen en las lápidas del Congreso de los Diputados de Madrid? Ambos pertenecieron a un contubernio fuerista llamado la Liga de los Caballeros de la Libertad ¿Qué fue de ella? Don Juan de Lanuza, el Justicia decapitado, tiene una estatua en el centro de la ciudad de Zaragoza, pero ¿y el resto de rebeldes?, ¿por qué nadie los recuerda?

El último cuarto del siglo XVI fue una época convulsa en España. Antonio Pérez, ministro de Felipe II, cae en desgracia al estar implicado en la muerte de la mano derecha de don Juan de Austria, el hermanastro del rey. Pérez, por derecho de ascendencia, se ampara en las leyes aragonesas para salvar la vida, pero después de un largo proceso la Inquisición lo encierra en el Castillo de la Aljafería contra la voluntad del pueblo de Zaragoza.  Resurge entonces un movimiento político defensor de la Justicia, una Liga de Caballeros que lucha contra la tortura y por el respeto de los derechos fundamentales, y grita en las calles: “Viva la Libertad”. Son los pelaires y labradores, y a la cabeza van don Diego de Heredia y don Martín de La Nuça contra el poder del rey, el Santo Oficio, y el Concejo de la ciudad. Es una rebelión que desemboca en una guerra desigual y efímera, donde la victoria nunca matará la esencia de la libertad ni a los Caballeros que la enarbolan. 500 años después, esa filosofía vive.  


Índice.

1.0                           Recordaré aquel día.
2.0                                 La Historia en sus dos requisitos.
3.0                           María llamó diciendo.
4.0                                 Qué es la libertad.
5.0                          Madrugaba poco.
6.0                                 Conservar la mente serena.
7.0                          Gobernantes tan corruptos.
8.0                                 El lenguaje en el que está escrito del Universo.
9.0                         Cuando saltaban las tostadas.
10.0                               Debe hacerse reír.
11.0                        Las carriladas de los coches.
12.0                                 Yo soy loco o este negocio es loco.
13.0                        Los residuos de las armas.
14.0                       Epílogo.
15.0                        Anexo de un Epílogo.


lunes, 19 de noviembre de 2018

Lecturas recomendadas: LA LIBERTAD EN 1591

            

                    1.01

Recordaré aquel día mientras viva, no pasó gran cosa y sin embargo todo cambió para siempre.   
Recibí un certificado de la Oficina de Ocupación Pública emplazándome para una entrevista en su sede central, y aun pareciéndome otra necedad de “los burócratas de Washington” tenía que ir, ¡qué remedio! Por eso recorté mis patillas al milímetro, al igual que las cejas y el disforme bigote con perilla, también la crin de las orejas, pero quería un diez y decidí estrenar una loción para después del afeitado que resultó apestosa e irritante, entonces el tiempo se esfumó y nacieron las prisas. Menos mal que usaba un vestuario parco y ecléctico, insustancial para el gusto de mi madre, atemporal para el mío y de fácil conjunción al ser todo negro, incluso la corbata y la ropa interior. Eludí el espejo, pillé el cartapacio y con un portazo me despedí. El ascensor tardó en llegar, y al llegar olí el paso del vecino del noveno y de su perro. Para rematar la mise en place, ya en la calle y justo en el momento de tomar velocidad, pisé una mierda. Y así, vencido y desarmado, contemplé el pringoso zapato izquierdo sin poder contener un alarido: “¡Maldita suerte!”. Reaccioné buscando lo que fuese y no lo hallé; solo quedaba restregar con fuerza la suela por el bordillo de la acera, hasta que caí en el error: “No… esto no es la mala suerte, esto debe ser la buena suerte”.    
El trayecto hasta la boca del suburbano se hizo eterno, solo pensaba en una solución final para el detritus, y durante el viaje entró en mi cabeza que el entrevistador se taparía la nariz nada más verme. De chiripa, al salir de nuevo a la calle, topé con el charco perfecto donde sumergir el pie hasta deshacerme del tufo. A las puertas de mi destino casi había olvidado el incidente, si bien continuaba arrastrando la pierna y exagerando la cojera de la otra. Me presenté en recepción y fui invitado a tomar asiento, “pronto le llamaremos” dijo y la creí. Por curiosear cogí una revista que tenían en la mesita: Cómo buscar trabajo y no perecer en el intento, se titulaba aquel panfleto de papel y simplezas reiterativas que releí y releí hasta odiarlo; de vez en cuando oteaba inquisitivo a la recepcionista, aunque al parecer estaba vacunada contra miradas de individuos como yo.
Por fin me pasaron a una aséptica sala con una pantalla en la mesa, “tiene que contestar a unos cuestionarios” ordenó, “el programa le marcará los tiempos y él le avisará cuando termine, ¿algún problema?”, “no ninguno, estoy deseando confesarme con una máquina”.
Otra vez engañado, pues no fueron una serie de preguntas, fue una serie con episodio piloto, ocho o diez temporadas, precuela, secuela, el cómo se hizo, y la versión del director extendida; un auténtico coñazo de letanías de test matemáticos infantiles y argucias más que dudosas para dilucidar si eres tonto perdido. Terminé y otra vez a la sala de espera, al mismo sillón, a la misma pared, al mismo cuadro anodino, al mismo careto insustancial de recepcionista, y un rato lleva a otro rato y yo no sabía ni que hacer. Era la sutil tortura del poder: “tal vez te demos un trabajo, ¡pero tienes que sufrir, mamón!” Al fin apareció la entrevistadora, me estrechó la mano y sin disculparse fuimos pasando al matadero.
— ¿Por qué ha rechazado siete trabajos en los últimos tres años? —soltó con desfachatez.

2.01


La libertad en 1591
Capítulo I

Viernes a veynte y cuatro de mayo del año del Señor de mil y quinientos y noventa y uno.

«La Historia en sus dos requisitos: verdad en la pluma y neutralidad en el ánimo»
Bartolomé Leonardo de Argensola



El badajo sin sentido de la vida continúa su algarada tal trovero enamorado que no conoce la mesura. Es el badajo de bronce de la santa campana del Xristos rex venit in pace ex maria virgine et homo factus est et benedicta hora in qua natus est de la Torre del relox. Es un badajo que tañe por los hombres y espanta a palomas y a cuervos; que retorna del oscuro mundo telúrico, hermético y primario; que mueve mano humana con ventura, con el albur de todo lo que ocurre, con la sinrazón de los días y el rodar de los planetas, así fuera el enigma del fin del mundo, o el azar de las chapas y el jugador rezando: salgan caras.  Un nuevo repique metálico, otro redoble de genio efímero, esta vez en losas bien juntadas; recuerda al afinado campanil de La Seo, y es que chapas y badajos son de la misma esencia. Mas las monedas al aire no buscan el sermón, ni el rezo, ni la hora cumplida; buscan ganar, solo ganar y luchan siempre contra el álgebra necia. Cada vez que se tiran emprenden algo nuevo, olvidando lo que antes surgió, ese es el fuero.
¡Dos sueldos a culos! —grita el forano.
— ¡Dos sueldos a caras! —consiente el fullero.
Giran los latones a la par bien alto, si no hay techo mejor, que si toca las vueltas hay barajo. Las piezas caen raudas y botan y brincan, y retozan y vuelven a girar apeonzadas; hasta besar el frío suelo.   
¡Caras! —vocea unísono el corro.
Unos ganan y otros pierden. Unos maldicen y otros ríen. Una noche culos, otra no. Las chapas no tienen memoria, nunca intuyen; lo que sale salió; mas esta monserga no la cree el pícaro y suele comulgar de lo contrario.  Sin duda repite el error del mentecato, pues ilustres letrados ya dictaron que la suerte y el juego es matemática; y a los días, al turno que una y otra se tiran y retiran, se apuesten, se ofendan, se riñan, se maten, al final se aparean el anverso al reverso. Siempre parte y parte, al cincuenta de cien o es faz o es cruz. Si mil años durara la partida, nadie venciera, si una hora durara venciera la fortuna, pues es diosa voluble y caprichosa como la justicia. ¿Mueve esta contingencia la vida misma? ¿Mueve la libertad la humanidad entera?
Muchos badajos y chapas volanderas corrían la cabeza de don Diego de Heredia aquella mañana a veinticuatro de mayo de la funesta añada de 1591 que se escribió con vómito, saliva y cojones. El badajo golpeaba su sien, las chapas leían su destino. Terminaba el devenir de los días triviales, comenzó la rebelión, la batalla y la melosa gloria; que al final se tornó puerca miseria.



No asemejaba ese viernes que el plan divino lo jurara a la historia, no se hacía pronóstico. Kikirikii, kikirikiii, los gallos al alba y los holladores de la vieja Çaragoça levantaron con ellos. Es día igual que otro para los escrupulosos pelaires, para los hortelanos de callos en las manos, para las putas moras, y hasta para don Diego. Por la noche aflojó el cierzo y creció el ansia de lluvia, siempre en proporción al cicatero son de los santos por mojar los trigos del país. Mudó la corriente y desde las tenerías llegaba su hedor; bien se notaba, no era otra cosa; pues de los charcos pútridos ni rastro había, ni tampoco de las boñigas, que no es que no se dejaran secar al sol, es que los menesterosos casi las pillaban al vuelo entre las nalgas de la caballería y el polvo de la calle. ¡A pan de quince días: hambre de tres semanas!, era el maldecir de los estercoleros que de balde femaban el huerto a golpe espuerta. Movía la añosa urbe, la Çaragoça desaliñada con briznas en el pelo, con desazón y sudor agrio, con callizos inmundos, con carreras terrosas, pasos de mugre, trenques olvidados, postigos ilícitos, puyadicas angostas, plazas bulliciosas, placillas repulidas, plazuelas desusadas, rúas sin nombre, calles rancias, callejones mingitorios y callejas tiradas a mano alzada, tal si el mal pulso de los siglos contrarrestara a la yunta de ternero y novilla que surcó el cardo y el decumano. Mueve el pueblo, y aunque el sofoco amenace en mayo, no parece atañer a los capazos mañaneros de los caesaragustanos; ni tan siquiera el insistente desvelo agrario por el tiempo, ni el miedo sustancial por el futuro puede superar la ansiedad por la suerte del hombre que vaga por las bocas de todos, como si fuera el hijo de Apolo, el dios protector del sobrino nieto de César, como si lo hubiera concebido la mismísima Virgen María cuando se apareció a Santiago en un pilar, como si el rey Alfonso lo liberara de los moros jugándose la vida; todo giraba alrededor del hombre, del político. No era un día cualquiera para Antonio Pérez y él lo sabía; las chapas corrían su suerte, el badajo tentaba su destino.  



UN PAR DE FRAGMENTOS. TODO ENTERO EN:


lunes, 5 de noviembre de 2018

Arco iris completo en Zaragoza.



Otro día lluvioso en Zaragoza, una tarde de lunes, un arco iris completo, un arco de San Chuan que dicen en el Pirineo, hoy a 5 de noviembre de 2018. 
Y digo otro día lluvioso en Zaragoza, pues el año 2018 es un año lluvioso, con cerca de 500 litros de precipitación hasta estos fechas, después de un 2017 que no alcanzaron ni los 280 litros, cantidad similar a la de muchas zonas del Sahara. Parece que el Cambio Climático tan predicado por el sensacionalismo y la ciencia de lo políticamente correcto todavía no se prodiga en catastróficas hambrunas y males mil. El clima de esta parte del mundo: el mediterráneo, es así de radical, de grandes sequías a grandes remojadas.

domingo, 4 de noviembre de 2018

Guía de un viajero: Inglaterra y el Sur.


Para ellos el English Channel, para los franceses el Paso de Calais, para nosotros el Canal de la Mancha.


Un viajero por CANTERBURY.






ESTO NO ES UN ANUNCIO DEL TOYOTA AURIS HIBRID, ES QUE EL AZUL FORD ME GUSTA. Y ADEMÁS LA COMODIDAD DE NO TENER QUE CAMBIAR CON LA ZURDA PARA EL VIAJERO IMPENITENTE. 




PUERTO DE DOVER. EL PASO DE CALAIS. Y EL PEDAZO TUNEL BAJO EL MAR HASTA FRANCIA.


LA PÉRFIDA ALBIÓN. ES DECIR: LA CALIZA DE LOS MONEGROS, PERO CON LA EROSIÓN DEL MAR Y LA PERTINAZ LLUVIA BRITÁNICA.








RYE. Otro pueblo chulo. 






LA SOMBRA DE ALFONSO EN EASTBOURNE.



PORTSMOUTH.



jueves, 1 de noviembre de 2018

Un cover de Shine On You Crazy Diamond -Pink Floyd



 Shine on You Crazy Diamond de Pink Floyd (Sigue brillando, diamante loco)

Orquesta dirigida por el profesor de guitarra Boris Bagger  de la Universidad de Karlsruhe -Alemania-.
Organizado por Maria Bagger.
Producido por © edition49.de Music Publishing Company 2011.
Interpretación de Michael Rüber. A la batería Valdo Preema. 
Grabado en directo en Schlossgartenhalle Ettlingen -Alemania-.